Lo que queda de la fragata
NO CABE DUDA de que la Princesa de Asturias fue un barco en cierto modo longevo, ya que aunque tuvo un relativamente corto período de vida operativa, durante casi 40 años se dedicó con toda eficacia a ser Escuela Naval Flotante de la Armada.
El cambio a la propulsión mecánica durante su construcción le pasó factura, ya que recibió a bordo unas máquinas que causaron retrasos y problemas en su puesta a punto, y grandes problemas adicionales en su posterior vida operativa. Hubo que desmontar parte de lo ya construido, fue necesario cambiar el diseño y la distribución interna, y el barco nació con defectos que acortaron su vida activa. Aunque gracias a dichos problemas y tras haberle suprimido aquel sistema de propulsión de última hora, pudo llevar a cabo durante muchos años el honroso cargo de ser Escuela Naval Flotante.
La fragata hoy es recordada por todos los que navegan en el buque escuela Juan Sebastián de Elcano, ya que sus mástiles, además de los nombres marineros: trinquete, mayor proel, mayor popel y mesana, también reciben de proa a popa los nombres de anteriores buques escuela, citados de antiguo a moderno: Blanca, Almansa, la comentada Asturias y Nautilus.