Algunos andaluces buenos
ESTEBAN JOSÉ MARTÍNEZ, el explorador
de Alaska: Fue un personaje por encima de su tiempo, un marino al que le falló quizás la época y el país al que servía.
ANTONIO DE ULLOA, el caballero del punto fijo (1): Su historia es el último episodio glorioso del poder marítimo español que entraría en decadencia en el siglo XIX.
EMILIO HERRERA LINARES, pionero de los viajes por aire (2): Esconde en su biografía un sorprendente inventario de audacias, aventuras e intuiciones.
HERNANDO COLÓN, el hijo del almirante: Llegó a comprar hasta doscientos libros en un solo día en Venecia y mil en apenas un mes en Colonia.
JOSÉ MARCHENA, un abate en la Revolución Francesa: Sintió como nadie el dolor y el fracaso de la revolución.
LEÓN EL AFRICANO, un personaje de novela: (3) Fue un sabio viajero que recorrió el desco- nocido continente africano, adentrándose en las selvas y desiertos, describiendo curiosas costumbres y deslumbrando con un mundo diferente y salvaje.
BENITO ARIAS MONTANO, un humanista en Flandes: Hombre curioso y sabio, conservó hasta el final de sus días la costumbre coleccionista de los humanistas de su tiempo.
JOSÉ MARÍA BLANCO WHITE, la mirada inglesa del heterodoxo (4): Su vida fue un ejemplo de lucidez, de reflexión, de lucha contra la ortodoxia.
PEPITA DE OLIVA, aires andaluces en los teatros de Europa: La travesía de esta malagueña atraviesa toda la Europa de su época, desde Inglaterra a Noruega pasando por París, Alemania y las ciudades del imperio austrohúngaro.
CARMEN DE BURGOS, cronista de la Gran Guerra (5): Sus crónicas muestran el latido de una época y sirven como auténtico documento social.