Sahara, la culpa española
EN MAYO SE CUMPLEN 26 AÑOS de la firma del llamado Plan de Arreglo entre Marruecos y el Sahara, en el que se acordaba convocar un referéndum de autodeterminación para el territorio que una vez formó parte del protectorado español. No fue la primera vez que Hassan II cedió a las pretensiones saharauis: diez años antes hizo la misma promesa en una cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA). Ni él ni su hijo y ahora rey Mohamed VI, han albergado jamás ni un ápice de intención de permitir que los saharauis se independicen.
Los gobernantes españoles son en gran parte culpables de la situación de indefensión que vive el pueblo saharaui. Desde que en 1974 España elaboró un censo con la intención de celebrar el referéndum de autodeterminación al año siguiente, le faltó coraje para hacer frente a las maniobras del secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, que manipuló todo lo que pudo y presionó al rey Juan Carlos para que cedieran el territorio a su fiel aliado marroquí.
Después vino la democracia y con ello el permanente chantaje de Hassan II para que España se descabalgara de su postura a favor de crear la República Árabe Saharaui Democrática que defendía el Frente Polisario con el apoyo de Argelia, su gran enemigo. No hubo arrestos para defender esa postura, que se fue diluyendo con los años para evitar que Marruecos reclamara Ceuta y Melilla, para que dejaran a nuestros pescadores faenar en sus aguas o para que pusieran coto a la emigración africana que asolaba nuestras costas. Hassan II y ahora Mohamed siempre han exigido el mismo pago por lo que consideraban sus ayudas: que nos olvidemos del Sahara, que cada día que pasa está más cerca de convertirse en una autonomía de Marruecos y no en un país independiente. No nos engañaron los marroquíes, porque siempre supimos el objetivo de sus chantajes. Algún día la historia reconocerá la culpa española por abandonar a los saharauis.