La odisea de León Degrelle
EL BELGA Léon Joseph Marie Ignace Degrelle fue un destacado colaborador de los nazis. Fundador del movimiento político conocido como Rexismo en la década de 1930, pronto se unió a sus admirados nazis en cuanto estos ocuparon Bélgica y, al mando de la legión Valonia, llegó a ser general de las Waffen SS durante la contienda. De Degrelle se han dicho muchas cosas, unas creíbles y otras quizá no tanto, como la anécdota que él mismo contaba según la cual el mismísimo Hitler le había dicho al oído que desearía haber tenido un hijo que se pareciera a él.
Al margen de estas leyendas, lo cierto es que la huida de Degrelle y su posterior llegada a España fueron dignas de una película de acción.
Según él mismo relataba en una entrevista concedida a El País en 1982, el final de la II Guerra Mundial lo sorprendió en Noruega, y fue el mismísimo Von Ribbentrop quien insistió a Degrelle para que escapase. La huida no pudo ser más espectacular: se hicieron con el avión del ministro de la guerra, Albert Speer y, tras realizar un vuelo nocturno, acabó estrellado en la arena de la playa de la Concha, en San Sebastián.
Una vez recuperado de sus heridas y tras convencer a las autoridades franquistas de que no lo deportaran a Bélgica, su vida se convirtió en un ir y venir por diversas localidades españolas, pasando por San Sebastián, Madrid, Málaga y Constantina, un pueblo cercano a Sevilla donde este excombatiente belga fue ¡adoptado! legalmente por una anciana llamada Matilde Ramírez Reina, de quien tomó sus apellidos.
Arraigó tanto en nuestro país que, incluso, llegó a realizar el Camino de Santiago y a escribir un libro acerca de su experiencia. Degrelle moriría el 31 de marzo en Málaga.