Madrid, 1938
HE AQUÍ uno de esos libros que no tienen ninguna intención de pasar a la historia y que, sin embargo, por su absoluta simplicidad, es una muestra de la realidad más real. Estamos en 1938 en Madrid, en plena Guerra Civil, ya muy avanzada y con las dramáticas consecuencias que tuvo para la capital, asediada y sin poder contar con lo mínimamente necesario para sobrevivir. Durante ese año, Adolfo Bollaín (1895-1968), un madrileño de a pie, escribe un diario de los de antes, es decir, de esos que dan cuenta diaria de lo que se hace sin pretensiones ni literarias ni históricas.
Es, por tanto, un testimonio anónimo y no interesado de lo que supuso la Guerra para una persona normal y corriente (pasó la guerra en casa de su padre, con su familia). Los días pasan de manera monótona; las noticias del exterior se tienen con cuentagotas; a su alrededor, cunde el pánico, el hambre, el resentimiento, el hartazgo… Pero poco se puede hacer sino esperar y sobrevivir. El manuscrito de este diario estaba en posesión de la familia del autor, que ha decidido publicarlo ahora en una edición artesanal con el fin de dar a conocer un testimonio auténtico de la Guerra. El diario, como escribe uno de los familiares en la “nota del editor”, fue escrito “con una voluntad intimista y sin intención de publicarlo”. De manera sintética, clara, sencilla, a veces con un humor amargo, Adolfo Bollaín retrata “las duras condiciones de vida de la época y los avances de una guerra que no acaba de terminar”./
El vértice de los días (1938) ADOLFO BOLLAÍN ROZALEM EDICIÓN PERSONAL. 138 PÁGS.