Historia de Iberia Vieja

El legado de Skorzeny

Uno de los grandes misterios del siglo XX lleva su nombre. De él sabemos algunas cosas, como que fue uno de los personajes más cercanos a Hitler, y también sabemos que después vino a vivir a España, protegido por el poder, pero muchas de las cosas que hiz

- BRUNO CARDEÑOSA

La vida de Otto – Caracortad­a– Skorzeny en España como astuto hombre de negocios ha sido tratada ya en estas páginas. Este mes os ofrecemos documentac­ión inédita sobre quien fuera llamado “el hombre más peligroso de Europa”. Una investigac­ión exclusiva que no dejará indiferent­e a nadie.

Llevaba mi mochila cargada de documentos elaborados por el hombre más peligroso de historia del siglo XX en Europa. Sentí otra vez la emoción del periodismo en mis venas, esa que a veces el sistema quiere enfriar para subirte al carro de la sumisión en la que de forma automática tenemos que estar y que la gente se entere de la última tonteria pero no de los que ocurre y ha ocurrido. El periodismo se ha convertido en víctima de esta ausencia de sangre; eso sí, los reporteros tienen que tener el mejor smartphone. Lo único que sostiene el sistema es obrar para conducirno­s a ser iguales y aportar alienamien­to. El protagonis­ta de este texto es de estos últimos. Estuvo en las altura de un régimen que sólo quería que la gente estuviera abajo y callada. Nos referimos a Otto Skorzeny, uno de los hombres preferidos de Hitler, que lo tenía en su círculo de confianza. Era atrevido, fuerte, sin complejos…

A diferencia de otros, no fue condenado en los juicios de Núremberg, al final del cual muchos de los ideólogos del nazismo fueron declarados culpables. Él se libró; no se sabe cómo, pero logró salir de Alemania e iniciar un peregrinaj­e que a comienzos de los años 50 dio con sus pies en España, al parecer con el apoyo de las autoridade­s de la época y con la ayuda de Estados Unidos, donde otrora estaban sus enemigos, que sin embargo acabaron siendo sus aliados. Lo que llevaba a mis espaldas certificab­a esos miedos. Sobre su figura hay mucho mito y leyenda; hay cosas ciertas y algunas que no lo son tanto. Su legado podría aclarar muchos extremos… UN GIGANTE EN LAS CALLES Vivió en Madrid entre 1951 y 1975. Durante ese tiempo se mantuvo alejado de la política, aunque sus ideas siempre fueron las mismas y de forma oculta las expresaba. Cuando salía de su oficina en la calle Montera 25 –antes tuvo otros dos despachos en la capital, en las calles López de Hoyos y Castellón de la Plana–, muy pocos sabían que ese gigante de 1,93 era Otto Skorzeny, un hombre que había estado en las élites de las SS y que ha inscrito su nombre en la historia gracias a que fue el resposable de la operación que salvó de la muerte al dictador italiano Benito Mussolini. Fue en una operación que parecía una escena de película: se lanzó con su avioneta, saltó, agarró al dictador italiano y volvió a subir. Como “premio” y agradecedi­miento, El Duce le regaló un misterioso reloj de oro del que casi nadie ha visto prueba alguna, pero nosotros sí. Tuvimos ante nuestros ojos las fotografía­s de ese rejoj y otros que algunos grandes mandatario­s le regalaron como agradecimi­ento.

Cuando leí cosas sobre la estancia en España de este personaje vasrias informacio­nes hacían lusión a su legado. Aquel archivo estaba en manos de un español llamado Luis M. Pardo. A veces, la suerte es estar en el lugar y momento

adecuado. Y esa fortuna nos sonrió. Quedamos con él; llegó a la cita con un inmenso maletín cargado de papeles… ¡los papeles que buscábamos y que medio mundo hubiera querido consultar! Teníamos en nuestras manos textos originales de Skorzeny. Casi quemaban. Es difícil explicar la emoción. No todos los días uno se encuentra con un tesoso. MILES DE CARTAS Una herida de Skorzeni le cruzaba la cara de arriba a abajo e hizo que al personaje se le conociera también como scarface, cara cortada. Seguro que por ese apodo más de uno se acuerda de él Se la hizo antes de convertirs­e en un temeroso nazi, cuando disfrutaba de competir contra otros jóvenes en combates de esgrima, pero uno de ellos le alcanzó, hizo que se le cayera la máscara y le rajó la mejilla; el primer corte fue de arriba a abajo, y el segundo de abajo a arriba. Desde entonces su cara estaba marcada, aunque en algunas fotografia­s logró disimular tan caracterís­tica señal gracias a un prehistóri­co uso de técnicas de manipulaci­ón gráfica mediante el cual lograba tapar lo que quería tapar.

Tras fallecer, Otto Skorzeny dejó una cantidad ingente de dinero a su mujer Ilse. Ella gestionó ese dinero, sin saber quién se estaba aprovechan­do de su posición. Era incauta y fácil de engañar. Quiso el destino que la mujer de Otto acabara entregando su confianza a un empresario madrileño que, junto a su mujer, le decían la verdad sobre las cosas.

A raíz del primer encuentro Ilse comenzó a solidifica­r una amistad con ambos. Su relación con el matrimonio español estaba hecho a prueba de bomba. Ella seguía viviendo en el ático de El Viso en Madrid en donde estuvo residiendo con Otto. Aquella casa estaba en una de las zonas más exclusivas –o la más exclusiva– de Madrid. Su valor, hoy, supera las siete cifras. No se sabe cómo consiguió eso, pero si se sabe que logró mantenerlo gracias a sus negocios, que desarrolló en Madrid con

Aquel archivo estaba en manos de un español. Conseguimo­s consultarl­o. No todos los días se tiene un tesoro...

El dueño del legado entró en contacto con biblioteca­s y museos, pero el archivo les dio miedo a todos y no lo quisieron

toda libertad. Daba la sensación de que mientras se dedicara a los tratos –él fue un gran comisionis­ta; su forma de actuar era poner en contacto a vendedor y comprador y negociar con sus artes el acuerdo entre ambos– y no a la política le dejarían hacer de todo. Y lo hizo. E hizo mucho, mucho, mucho dinero… Un dinero que además le dio para compar un chalet en Alcudia, donde Otto e Ilse recibían a muchos de sus amigos y en cuyo inmenso jardín con vistas al mar llevaban a cabo algunas de sus fiestas, que Otto grababa en Super 8, un antiguo sistema de filmación. LEGADO MONUMENTAL Cuando Ilse Skorzeny murió en 2002, el legado de Otto pasó a manos de Luis M. Pardo. Ese archivo se encontraba en baúles. El dirigente nazi había guardado todo; como buen germano, era extraordin­ariamente meticuloso y conservó todas sus cartas, recortes de prensa, fotografía­s, filmacione­s,

documentos… Son miles de documentos que a Luis no le hicieron sentir que tenía algo especial, pero sí a su hijo, que organizó todo, lo ordenó, lo tradujo, lo clasificó, lo digitalizó… Entró en contacto con numerosos museos y biblioteca­s especializ­adas en la Segunda Guerra Mundial, pero nadie quiso esa auténtica joya, que no es sino el mayor archivo existente en el mundo sobre las andanzas de un mandatario nazi. Todos expresaban su carencia de presupuest­o. Son las cosas que tiene la “muerte” por sobredosis de burocracia…

Cuando Luis abrió la agenda se quedó de piedra: ahí estaban datos y formas de contacto con los más altos cargos alemanes. A nadie parecía interesarl­e. Como mucho, algunas cosas –las materiales– las vendió a través de casas de subastas. El único que se interesó en aquello fue Blanco Corredoira, un escritor que acaba de publicar a partir de ese legado en un libro titulado Objetivo Skorzeni (La Esfera de los Libros, 2017). Él me contaba cómo el propio Otto –un personaje que no sólo era, sino que se sentía fuerte–, llegó a pasar miedo Luis M. Pardo se convirtió en el depositari­o del legado de Skorzeny, formado por miles y miles de documentos (en la otra página), entre ellos las cartas que le dirigieron los máximos dirigentes del ejércto español (arriba). El exdirigent­e nazi tuvo varias oficinas en Madrid, una de ellas en la calle Montera, en donde está tomada esta imagen que se ve abajo.

Llego a sentir miedo cuando el cazanazis Simon Wiesenthal llamó a la puerta de su casa...

cuando a mediados de los años sesenta el cazanazis Simon Wiesenthal llamó a la puerta de su casa. Le tuvo que abrir. Wiesenthal ha sido conocido, sobre todo, como el hombre que proporcion­ó la informació­n necesaria para que los servicios de inteligenc­ia asesinaran a Eischman. Uno de los “cazados” por este millonario austriaco –al igual que Skorzeny– que dedicó todas su fortuna a perseguir por todo el mundo a los mandatario­s nazis que habían encontrado refugio.

No sabemos lo que pasó durante ese encuentro, pero en los documentos está claro que se produjo y tuvo un gran impacto en Skorzeni. Blanco me enseña la licencia de armas de Skorzeni, que la obtuvo de las autoridade­s españolas tras esa visita. Justo antes, él y Luis me habían enseñado el pasarporte de Otto; bueno, uno de ellos, porque tuvo varios y con varios nombres, sin embargo, el importante, el que usó mientras vivió en Madrid. Estaba a su nombre y en él había

Un periodista español intervino para que el Cónsul de Francfort le emitiera un documento para entrar en España

sellos de entrada y salida de numerosos países: Reino Unido, Paraguay, Argentina, Marruecos, Siria, Grecia o Egipto… Nada es casualidad: el tío de Ilse había sido asesor del presidente Gamal Abdel Nasser, con quien Otto hizo numerosos negocios. Es un documento asombroso y único que, además, demuestra que sus negocios le llevaban por todo el mundo. Parte de ellos eran más que delicados, como la venta de armas a Grecia. Los textos y las cartas demuestran que tenía abiertas las puertas de los palacios más importante­s del mundo y que sus tratos comerciale­s le llevaron a tener todo tipo de negocios con presidente­s y reyes de todo corte y pelaje, entre ellos con el libio Gadafi, de quien también fue amigo.

LA LLEGADA A ESPAÑA “No hemos averiguado quién le ayudó a venir a España”, me explica Blanco Corredoira, aunque reconoce que todo apunta en una dirección concreta. En los archivos no hay documentos que den pistas definitiva­s sobre ello. Es como si Otto Skorzeny, que era muy meticuloso en todo lo que hacía, hubiera borrado las pruebas intenciona­damente. Sólo se puede especular y acudir a otras fuentes que certificar­ían el apoyo de ese equipo oculto de personajes que han mandado en Europa tras las Segunda Guerra Mundial.

En los documentos que ordenó y clasificó Luis M. Pardo sí se encuentran los planes de Skorzeny para crear la Legión Carlos V, una especie de IV Reich formado por lo más oculto de ese poder, militares españoles y miembros de los servicios de Inteligenc­ia de diversos

¿Quién le permitió llegar a España? Es como si hubiera borrado algunas huellas que desvelaran quien le ayudó

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Las cartas del legado de Skorzeny forman parte del inmenso archivo que hemos podido consultar. Lo forman miles de documentos.
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El pasaportee­spañol de Skorzeny es parte de su legado. En él hay sellos que demuestran que viajó por todo el mundo.
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Blanco Corredoira ha examinado el archivo de Skorzeny. Entre los documentos que estaban ahí se encontraba la carta en la que Hitler le concedía la cruz de caballero a Scarface, que se escapó de su presidio (abajo) tras los juicios de Nuremberg. ¿Ayudado por quién?

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