Dioses, tumbas y saqueadores
Desde hace casi un siglo Tutankhamon es uno de los “reyes” de la historia. Su descubrimiento, su maldición, su efigie sugerente…. Lo que no sabíamos es que España tuvo mucho que ver con su descubrimiento gracias al apoyo financiero y arqueológico que se brindó a su descubridor. Nos olvidamos muy a menudo de que España ha sido muy importante a la hora de reconstruir algunos enigmas relacionados con la civilización más asombrosa del pasado. Todos los años, sin excepción, varios grupos de los mejores arqueólogos e historiadores de nuestro país, viajan al corazón del desierto para,
bajo un sol abrasador, desenterrar la historia y conocerla. Hacen un trabajo más que elogiable, a menudo mal pagado y con un escaso reconocimiento, y merece la pena recordarles.
Justo ahora, en este mismo instante, mientras aquí nos torramos de calor y nos quejamos de que este año –se dice todos– se están batiendo récords históricos, allí se encuentran, sorteando las vainas de un Estado que hace lo que le da la gana, investigadores españoles que han decidido cambiar el sol abrasador de España por el sol de justicia de Egipto. Desde aquí nuestro sentido homenaje a todos ellos. Pero como comentamos en estas líneas esa colaboración se produce desde hace mucho tiempo y no se limita a lo que pasa hoy, sino que la implicación española en la investigación del Antiguo
Egipto viene de lejos aunque hoy está atravesando problemas de financiación debido a que las arcas han sido saqueadas en los últimos tiempos por políticos, empresarios y chupópteros que lo único que hacen es dificultar el día de día de millones de personas y la búsqueda de respuestas a lo que pasó ayer. Esto ha provocado que, en muchas ocasiones, los investigadores e historiadores hayan visto recortado los presupuestos que manejan. La tijera ha sido tan notable que, en muchos casos, tienen que invertir sus recursos en la investigación. Estos estudiosos aman tanto la historia y el conocimiento como algunos aman destrozar la vida, las esperanzas y los recursos económicos de quienes sufren las consecuencias de sus saqueos. Evidentemente, los recortes que han sufrido muchos investigadores no sólo se han producido en el ámbito de la implicación del antiguo Egipto, sino también en otros muchos ámbitos de la historia y en muchas excavaciones.
En este número encontrará el lector trabajos sobre algunos conflictos –la Guerra Civil por ejemplo– que tienen mucho que ver en las razones de por qué España ha sufrido un retraso histórico del que todavía tardaremos en salir décadas… si es que alguna vez se sale. Hubo un tiempo lejano en el que las cosas iban bien para los intereses patrios. Fue la época del Imperio, una época en la que a menudo los fuegos artificiales ocultan muchas cosas sobre las sombras de las luces de entonces. Precisamente, casi a la vez que este número, hemos sacado a la calle nuestro habitual número monográfico, que en esta ocasión versa sobre este tema: el Imperio. Decían que eran tantos y tan distintos los dominios que tenía España por entonces que en nuestra nación “no se ponía el sol”. Con el paso de los años, lo que sí se ha ocultado tras la línea del horizonte son las ganas de aprender y la inversión en la historia. Un día todo será parte de la memoria. Espero que recordar que Tutankhamon no se habría descubierto sin España sirva para que los lectores sepan que nuestro país tiene mucho que ver en el hallazgo de una de las joyas de la antigüedad.