El sarcófago egipcio desenterrado en España
de un sarcófago egipcio sumergido junto a las costas de Cartagena puede parecer extraña, pero tenía su explicación. No cabe duda de que mucho más raro resultaría descubrir una pieza similar en tierra firme.Y, sin embargo, algo muy parecido sucedió el 9 marzo de 1850 durante unos trabajos efectuados en unas canteras deTarragona para construir el nuevo puerto. Los operarios desenterraron varios restos arqueológicos que apuntaban ser anteriores a la época romana. Buenaventura Hernández Sanahuja elaboró los primeros informes del hallazgo y los remitió en la Real Academia de la Historia. A su juicio, aquellos fragmentos correspondían a materiales egipcios y la reconstrucción “nos autoriza a conjeturar que su espacio contenía una momia o cadáver perteneciente, sin que podamos dudarlo, a algún jefe o caudillo de aquella gente: un Hércules de aquellos remotos tiempos”. Continuaba Hernández Sanahuja asegurando que la pieza estaba fracturada en tres partes, en uno de cuyos lados había “un depósito de asfalto que, sin duda con el calor resudaría la momia, y en él se ve impresa la tela o sudario que la envolviera según la costumbre egipcia”.Tres años después, todavía siguieron apareciendo otras porciones y se publicaron nuevos informes que, para H. Sanahuja, venían a demostrar la existencia en España de una remota civilización egipcia. El revuelo académico fue enorme y eminentes expertos extranjeros acudieron a España para valorar el hallazgo. Desafortunadamente, los dictámenes técnicos posteriores determinaron que todo se trataba de una falsificación. El Museo Arqueológico Nacional y la Real Academia de Historia todavía guardan algunos fragmentos pertenecientes a este insólito sarcófago entre sus fondos.