La traición de Francia
el general De Gaulle se dirigió así a los republicanos españoles que habían luchado contra la ocupación nazi de Francia: «Guerrilleros españoles, os saludo, y también a vuestros valientes compatriotas, por la sangre que habéis derramado para conseguir la libertad de Francia. A causa de vuestros sufrimientos sois héroes franco-españoles».
Las palabras del militar galo reconocían el papel de los españoles en la liberación de París y en la lucha contra la Wermacht enrolados en la resistencia francesa, pero los guerrilleros poco podían imaginar que quien les rendía homenaje no tardaría en negociar en secreto con su peor enemigo.Tras la fallida Operación Reconquista, De Gaulle dio órdenes de desarmar a los republicanos españoles en suelo francés para evitar que causaran problemas en la frontera. El gesto se sumaba así a otro no menos insólito en quien hasta poco antes había mostrado su desprecio al régimen de Franco: el 16 de octubre de 1944 la Francia de De Gaulle reconocía al gobierno franquista. ¿Cuáles fueron las razones de tan incomprensible comportamiento?
En julio de 1944, mientras Jesús Monzón y sus colegas del PCE urdían el plan para invadir el Valle de Arán, la Segunda Sección del Estado Mayor español había iniciado conversaciones con el Deuxième Bureau, el servicio de inteligencia militar francés.Tanto es así, que Gutiérrez Mellado –entonces con rango de comandante– fue enviado a París al menos en dos ocasiones, acompañado por el teniente coronel Moyano. Ambos trabaron contacto con el coronel Allard, inspector de la Direction Générale des Etudes et Recherches (DGER), teniendo De Gaulle conocimiento de aquellas reuniones en todo momento. El DGER había redactado informes vaticinando la Guerra Fría que seguiría a la Segunda Guerra Mundial, y la probable intención de los comunistas franceses de dar un golpe de Estado para eliminar a De Gaulle del poder. Esta circunstancia animó al militar y político galo a mejorar sus relaciones con el régimen franquista, para así coordinar labores de inteligencia que controlaran elementos comunistas en suelo francés, haciendo especial hincapié en los de nacionalidad española. Poco después, en enero de 1945, el Estado Mayor español comunicó a sus capitanes generales que debían comunicar cualquier caso en el que se supiera que gendarmes de la frontera hubieran prestado auxilio a guerrilleros españoles. Estos datos se enviarían a París, de tal modo que las autoridades galas retiraran de aquellos puestos a los gendarmes implicados.