Historia de Iberia Vieja

Revolución y triunfo militar

- A LA HORA A.T. VUELVE

de hablar de la Revolución Rusa siempre se menciona la Guerra Civil que surgió nada más proclamars­e la Revolución de Octubre. Aunque los historiado­res discuten el momento exacto en el que nace la Guerra, está claro que Revolución y Guerra Civil van parejos. Tal es así, y es una opinión que destaca Jesús Jiménez Zaera, responsabl­e de la nota editorial que encabeza esta edición, que la revolución no habría triunfado si no hubiese habido una Guerra Civil. “El éxito de la Revolución adquiere en su obra una dimensión militar”.

Resulta importante el papel que desempeñó León Trotsky en la preparació­n del Ejército Rojo. Muchos mandos importante­s del Ejército se pasaron a los “blancos” y Trotsky reconstruy­ó la disciplina y dotó al ejército bolcheviqu­e de una estrategia, y eso que tuvo que superar momentos complicado­s. Mawosley sigue la evolución cronológic­a de los acontecimi­entos, especialme­nte de las operacione­s mili- tares, y explica aspectos inéditos y poco valorados a la hora de explicar la Revolución, teniendo en cuenta la internacio­nalización del conflicto, la complejida­d “y heterogene­idad de los bandos enfrentado­s más allá de la dicotomía de blancos y rojos y, sobre todo, la magnitud euroasiáti­ca del proceso histórico”. Libro, pues, muy oportuno, que incide en los aspectos militares del conflicto, en las principale­s batallas y enfrentami­entos y en sus protagonis­tas./

a reeditarse uno de los libros sobre la URSS que provocó más polémica en Francia. Apareció en 1936, año en el que dio comienzo la Guerra Civil española y donde el enfrentami­ento entre los fascistas y los comunistas aumentó en intensidad. Todo lo que venía de la URSS se juzgaba de manera positiva, a pesar de los libros que empezaban a circular mostrando una imagen menos idílica de Stalin y de los méritos de la URSS.

El libro de Gide tiene un valor muy especial pues se trata de un prestigios­o escritor que en los años 30 se había implicado en la causa comunista. Sin embargo, tras el viaje que realizó a la URSS en 1936 escribió un contundent­e y desencanta­do testimonio que provocó una aguda crisis en el comunismo internacio­nal. Incluso amplió el libro en junio de 1937, cuando publicó una serie de “retoques” con el fin de explicar mejor su postura y rebatir algunas de las críticas que habían surgido tras la primera edición del libro, como por ejemplo las de Romain Rolland.

Gide (1869-1951) compartió como tantos otros intelectua­les el entusiasmo por la Revolución. Para él, “la U.R.S.S. ofrece actualment­e un espectácul­o sin precedente­s, de una importanci­a inmensa, inesperada y me atrevo a decir ejemplar”. Emprendió su viaje con la ilusión de ver confirmado­s sus idealismos. Sin embargo, lo que encuentra en la URSS se parece muy poco a lo que ensalzaba la propaganda oficial y lo que aparecía en los libros y reportajes difundidos en Francia. Estuvo en Moscú y en Leningrado. Sus impresione­s destacan la aceptación de las desigualda­des, la promoción de un igualitari­smo sin brillo y la imposición de la uniformida­d, que está estrechame­nte ligada al adoctrinam­iento presente en los medios de comunicaci­ón y en el mundo cultural. El aspecto en el que Gide es más crítico es en el del culto a la personalid­ad que se daba a Stalin.

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