La “Sanjuanada”
gallegos y militares de tendencia federalista que también han tenido que exiliarse.
Los motivos que llevaron a la creación de este grupo obedecían a que, si bien Macià no renunciaba a lograr su objetivo mediante la vía política, tampoco descartaba recurrir a la acción armada y, para ello, Macià proyectaba reunir y coordinar una fuerza de más de seis mil hombres.
Pero para lograr dicha fuerza dispuesta a tomar por la fuerza aquello que creían suyo, se necesitaba financiación económica. Por ese motivo, se contactó con varios financieros y comenzó a lanzarse el llamado “Emprestit Pau Claris”, que ofrecía títulos que iban desde las 25 pesetas a las 1000 para un total de 8.700.000 pesetas de la época.
Se intentaba así recaudar fondos para la causa apelando no solo a los catalanes que aún quedaban en España sino, sobre todo, al catalanismo radical que se encontraba disperso en el continente americano y, más concretamente, aquellos que habían logrado establecerse y prosperar en grandes países como los Estados Unidos, Cuba o Argentina y que podían suponer un interesante flujo de dinero a la causa independentista catalana de Macià.
No obstante, y a pesar de que los grupos de catalanes que vivían en América hicieron
la situación de la dictadura no era para nada buena y varios militares comenzaron a conspirar para revertir dicha situación y prepararon un movimiento armado que debía concluir con la sustitución de Primo de Ribera por el general Aguilar.
El grupo de conspiradores era heterogéneo puesto que lo integraban militares de ideas liberales, republicanos y federalistas, estos últimos fuertemente ligados al Comité Revolucionario de París que presidía Macià. Cuando se le expuso la posibilidad, Macià no solo lo aprobó sino que vio que llegaba el momento de que su fuerza de exiliados entrara en acción. Se produjo entonces una entrevista entre Fermín Galán, quien más tarde protagonizaría el levantamiento de Jaca en 1930, y Carner Ribalta en la que se decidió que las guarniciones militares de Valencia, fieles al General Aguilera, situarían alrededor de 600 fusiles con munición para que los hombres de Macià los tomasen y su sumasen a este intento de derrocamiento.
Macià y el Comité Revolucionario de París, reunirían a los hombres y se encargarían de su traslado desde San Carlos de la Rápita en la noche del 24 de junio de 1926. Sin embargo, la detención del General Aguilera frustró tanto los planes de los militares rebeldes como de Macià y sus nacionalistas catalanes.