Entrevista con Stanley G. Payne
Leer a Stanley G. Payne –y a Gabriel Jackson– nos abrió a muchos el apetito por la historia contemporánea de España. Este catedrático emérito en la Universidad de WisconsinMadison ha ganado el premio Espasa por una obra que desmonta nuestros mitos y leyen
El premio Espasa de ensayo ha reconocido en su última edición la labor del hispanista Stanley G. Payne, quien, en su obra En defensa de España: desmontando mitos y leyendas negras, hace un recorrido por la mala fama que arrastra el nombre de nuestro país fuera de nuestras fronteras. Hablamos largo y tendido con uno de los historiadores que mejor nos conoce.
Historia de Iberia Vieja: ¿Por qué nos cuesta tanto librarnos del sambenito de la leyenda negra? Stanley G. Payne:
Porque se ha visto reforzada, en las generaciones posteriores, por una serie de actitudes negativas respecto a España. La leyenda negra surge en un contexto de guerras, de competición militar y lucha muy fuerte, pero con el tiempo se ve resaltada por otros estereotipos, circunstancias como el atraso en la modernización tras la primera mitad del siglo XVII o por acontecimientos más recientes como la Guerra Civil y la dictadura de Franco. Comparada con otras dictaduras, esta no fue especialmente sangrienta o represiva, pero duró mucho; y, al desarrollarse en Occidente, cuajó la idea de la excepcionalidad de España.
¿Cree que se ha utilizado P políticamente?
Hoy en día se está utilizando para R un beneficio político doméstico, sí, consecuencia de la interiorización durante más de un siglo de la leyenda negra. Pero no es lícito ligarlo a una psicología particular española, sino más bien a una cultura que se ha extendido por todo Occidente desde los últimos años del siglo XX: la cultura del pensamiento único y la corrección política. La actitud hacia la Historia es hoy muy negativa precisamente por la cultura del victimismo, que sostiene que la Historia no hace más que crear víctimas, y por
eso se la rechaza. Pero insisto: no es un fenómeno exclusivo español.
Y, sin embargo, a pesar de las P críticas o de ese rechazo, uno tiene la impresión de que la Historia le interesa a la gente. Se publican muchos libros, se editan revistas…
No. No hay demasiado interés en la R Historia, en las escuelas no se estudia como debería. Una parte importante de la Historia de España no se atiende en los currículos, pero lo mismo sucede en otros países, también en Estados Unidos. Es una situación paradójica porque disponemos de más medios que nunca para aprender Historia e informarnos bien, pero la gente joven vive en la amnesia, en el olvido, aunque ni siquiera me atrevería a hablar aquí de olvido, puesto que el desinterés ha hecho que no la conozcan. Por supuesto, hay lectores interesados en estos asuntos –una minoría– y se publican buenos libros.