Un único PUEBLO
UNO DE LOS PROBLEMAS que tiene el estudio de la Prehistoria en la Europa occidental es que quedan pocos vestigios originales, sobre todo en el sur por su pronta entrada en la llamada Coiné circunmediterránea en la época de Tartesos. La mayor parte de las noticias que nos llegan de ese período proceden de fuentes tardías y alteradas por la visión e intereses romanos, de ahí que las escasas referencias que se conservan de la mitología prerromana se refieran al marte, minerva o apolo indígenas, asimilando las características de las deidades romanas a las locales, ignorando sus nombres, leyendas o cultos.
El nombre ligur nos llega a través de griegos y romanos; el nombre de íbero o celta son denominaciones que le dieron los romanos a distintos pueblos que encontraron sin preocuparles la cuestión étnica. Nosotros creemos que todos esos pueblos de los que se habla en la antigüedad son el mismo. Un único pueblo, bien procedente de África o autóctono del sur de la Península, que se fue extendiendo por la fachada atlántica y que fue adquiriendo, con el paso de los años, las adaptaciones al clima y la alimentación, unas particularidades que los diferenciaban.