El cortejo realizó dos paradas. La primera, en la iglesia de Santa María la Mayor o de la Almudena. La segunda, en el Jardín Botánico
Mayor o de la Almudena, el templo más antiguo de Madrid, hoy desaparecido, donde se cantó un tedeum y dio su bendición el arzobispo de Toledo, cardenal Lorenzana. La segunda, en el Jardín Botánico, donde con cánticos y hachas de cera en la mano recibieron a los reyes, a un lado, doscientos ocho niños y niñas de entre siete y doce años, elegidos por sorteo en las escuelas de caridad para vestirlos, dotarlos y protegerlos en memoria de este día; a otro lado, noventa niñas vestidas por los Cinco Gremios Mayores de Madrid. A todos estos niños se les obsequió con una cena costeada por el conde de Floridablanca, secretario de Estado de Carlos IV.