“En Villar del Humo se concentran la mayor parte de las pinturas rupestres de la Sierra de las Cuerdas”
Profesor asociado en la Universidad de Castilla-La Mancha y autor de Arte rupestre en la Sierra de las Cuerdas, el historiador Juan Francisco Ruiz López atiende a Historia de Iberia Vieja y explica la importancia del conjunto de arte rupestre levantino en Cuenca.
P ¿Crees que es suficientemente conocido el arte rupestre en la Sierra de las Cuerdas?
R No, desafortunadamente no. Es uno de los conjuntos con arte levantino menos conocidos. Esta situación ya la hizo constar la conocida especialista Anna Alonso, quien lo denominó “un núcleo de arte rupestre olvidado”.Ten en cuenta que los trabajos que se realizaron en 1918 por Eduardo Hernández-Pacheco no se publicaron nunca en su integridad, y que sólo ahora, en el libro que acabamos de publicar, se cubre esa carencia y se le da al arte rupestre de esta zona la verdadera relevancia que tiene.
P Dentro de ese marco geográfico, ¿qué valor tienen las pinturas de Villar del Humo?
R En Villar del Humo se concentran la mayor parte de las pinturas rupestres conocidas en la Sierra de las Cuerdas. En la actualidad conocemos 28 enclaves con distintos estilos de arte prehistórico, incluyendo lugares tan notables como los abrigos de Peña del Escrito, el de Selva Pascuala o los que se conservan en el Vallejo de Marmalo, con muestras de gran valor de arte levantino y también de arte esquemático. Y no quiero olvidarme de la Cueva del Tío Modesto, un enclave excepcional conservado en Henarejos.
P ¿Queda algo por saber de las mismas?
R Claro, siempre quedan cosas por saber. Pero esto no es algo exclusivo de las pinturas rupestres conquenses. La investigación arqueológica siempre es provisional e incremental. En el caso concreto del arte rupestre levantino, y en menor medida del esquemático, necesitamos seguir investigando su cronología, su simbolismo, sus relaciones con los pobladores del territorio, o sus funciones sociales, entre otras muchas cosas. Y desde luego, su significado, pero me temo que, desafortunadamente, ese objetivo no lo alcanzaremos nunca.