Inteligente y mordaz
NUEVA edición de uno de los libros más valorados de Oscar Wilde (1854-1900), donde defendió algunas de sus teorías de filosofía estética. En este caso, reflexiona sobre el arte y el papel de la crítica. En resumen, Wilde parte de la idea de que la labor del crítico es más meritoria que la del propio artista. Y todo porque “es infinitamente más difícil hablar de una cosa que hacerla”.
Wilde publicó en 1890 su única novela larga, El retrato de Dorian Gray. Unos meses después, apareció la primera parte de este ensayo, La importancia de no hacer nada. Y también en 1890 la segunda, La importancia de discutirlo todo. El libro entero, El crítico como artista, formó parte del volumen Intenciones, que se publicó en 1891 con otros escritos. Aunque contiene sus ideas estéticas, Wilde no recurre al ensayo sino que utiliza el diálogo para hacer más agradable la lectura/