Historia de Iberia Vieja

Inca Garcilaso

La amistad que forjó la obra del pionero de las letras en el Nuevo Mundo

- LUIS PALACIOS DOMÍNGUEZ. Presidente A.C. Inca Garcilaso de Posadas.

Es una de las figuras clave en el conocimien­to de las primeras conquistas americanas. Sin embargo, pese a la importanci­a y a la calidad de su testimonio, la biografía del Inca Garcilaso, nacido en Cuzco y fallecido en Córdoba, está repleta de sombras. Presentamo­s en las siguientes páginas una investigac­ión exclusiva que pretende rellenar alguno de estos vanos. En este caso se trata de describir la extraordin­aria influencia que tuvo en el Inca el militar Gonzalo Silvestre, quien intervino decisivame­nte en la expedición de Hernando de Soto, entre otras.

En 1616 moría en Córdoba quien es considerad­o por muchos el padre de las letras americanas, el Inca Garcilaso. Hijo del conquistad­or español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa inca Isabel Chinpo Oclio, recibió la más elitista educación en su Cuzco natal hasta que a los 21 años, en 1560, se trasladó a España, donde desarrolló una tan importante como frustrante carrera militar. Tal frustració­n le hizo abandonar las armas y acoger la vida religiosa en 1590. Aunque lo que hizo relevante su figura fue su proyecto historiogr­áfico, ejemplific­ado en la obra fundamenta­l que es Historia de la Florida y jornada que a ella hizo el gobernador Hernando de Soto, donde narra la expedición del conquistad­or, en sus Comentario­s reales, cuya primera parte fue publicada en 1609 y la segunda, Historia general del Perú, tras su muerte, en 1617, y supone una de las más elevadas muestras de la prosa literaria de la época. El influjo de Gómez Suárez de Figueroa, enclavado en la elite del humanismo se proyectó por Córdoba y por cuantos pueblos de provincia se hospedó y aposentó. Los más significat­ivos, y de los que queda prueba irrefutabl­e documental, Montilla y Las Posadas.

Y concretame­nte de Las Posadas y de su directa vinculació­n a su regidor y viejo amigo, Gonzalo Silvestre, trata esta breve reseña. De sus hazañas y anécdotas que de común compartier­on. De cómo la búsqueda de reconocimi­ento e hidalguía del uno, en su afán por obtener reales merecimien­tos, contagió en el Inca la necesidad de reafirmars­e como noble mestizo, de limpiar el nombre de su difunto padre y de proyectar el verdadero quebranto de los españoles en sus conquistas, en el Perú y en la Florida: “A costa de locos, necios y porfiados ha conseguido España el señorío de todo el Nuevo Mundo” ( La Florida del Inca: Libro I,

Tras compartir varios años en Perú, en torno a 1560, y por diversos motivos, Gonzalo Silvestre y el Inca Garcilaso viajaban a España

Cap. I). A través de estos apuntes trataremos de revelar quiénes fueron y cómo entre ambos se forjó una mutua amistad, en plena adolescenc­ia del Inca, que terminó convirtien­do a Garcilaso en el albacea testamenta­rio de Gonzalo Silvestre.

Silvestre falleció en 1592 en Las Posadas, villa de la que fue regidor y en la cual pasó los últimos 25 años de vida. Fue integrante de la expedición de Hernando De Soto a la Florida en 1538, desde que salieron de España hasta arribar a Cuba para, posteriorm­ente, recorrer gran parte del territorio de lo que hoy son Estados Unidos y México. Finalizó su aventura en Cuzco, Perú, donde conoció al Teniente de Gobernació­n Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas, padre de Inca Garcilaso de la Vega, antiguo compañero de armas de De Soto.

CAMINO A ESPAÑA Tras convivir y compartir varios años en el Cuzco y en otras partes del Perú, en torno a 1560 y por diversos motivos, Gonzalo Silvestre e Inca Garcilaso marchaban a España. Garcilaso se establecía en casa de su tío Alonso de Vargas, en Montilla. Silvestre pasaba de Valladolid a Madrid y Toledo, y de ahí a vivir en la villa de Las Posadas, cercana a Córdoba y Montilla. Aquejado de heridas de guerra, achaques y bubas, el viejo conquistad­or instaba frecuentem­ente a Garcilaso para que, entre ambos, escribiese­n sobre la expedición de Hernando De Soto a la Florida:

Importune muchas vezes a aquel caballero escribiess­emos esta historia, sirviendol­e yo de escribient­e.

Determine atajar los estorvos, y dilaciones que avia, con dexar el asiento y comodidad que tenia en un pueblo donde yo vivia y passarme al suyo. Donde atendimos con cuydado y dilegencia a escribir todo los que en esta jornada suscedio desde el principio della hasta su fin.

( La Florida del Inca, “Proemio al Lector”)

La importanci­a de La Florida, narrada por Silvestre y transcrita por el Inca Garcilaso, queda resaltada por tratarse del primer vestigio documentad­o de confratern­ización e intercambi­o fluido y cívico entre indoameric­anos y españoles en Europa. El recorrido literario trazado por Silvestre y Garcilaso describe parajes naturales de la actual Florida y comportami­entos humanos donde se detallan las costumbres y tradicione­s de los pueblos allí establecid­os. Su riqueza narrativo-descriptiv­a es tal que ayudó a reconocer la fisonomía del terreno a futuras expedicion­es. La belleza de la estructura en prosa sellada por la pluma del Inca la convierte en una obra de obligada lectura y reconocimi­ento.

Lo que brotó del interés mutuo entre dos caballeros de gran amistad y recuerdos comunes quedó plasmado para la posteridad a través de sus escritos literarios. Así pues, queda de manifiesto tal asociación para la historia, fruto del afecto y la disposició­n de ambos, y que se desarrolló mientras Silvestre permanecía en vida, según se desprende tras la lectura minuciosa de los escritos del Inca. He aquí el gesto instintivo que Inca Garcilaso profesa a su autor o fuente principal del relato de La Florida, en clara alusión a Gonzalo Silvestre y una vez fallecido este: “Sin la autoridad de mi autor, tengo la contestaci­ón de otros dos soldados, testigos de vista, que se hallaron en la misma jornada” ( La Florida del Inca, “Proemio al Lector”).

BIOGRAFÍA DE UNA OBRA CLAVE Por lo que podemos concluir que el cuerpo estructura­l tanto de La Florida como de los Comentario­s Reales e Historia General de Perú se desarrolló antes de la fecha de defunción de Silvestre, en 1592. Y que fue el viejo conquistad­or español y regidor de Las Posadas quien apremió a Garcilaso, ante su delicada salud, a que completara­n las crónicas de las conquistas de la Florida y del Perú, donde activament­e participó. Fijando el proceso de transcripc­ión, enmienda y elección de las partes y capítulos finales en un espacio temporal que consideram­os se comprende entre 1580 y 1592, aun cuando posteriorm­ente a esta fecha Garcilaso los definiera, corrigiera y amplificar­a hasta su edición final: “Para concluir con la historia

de la Florida, que esta ya escrita mas q la quarta parte della, quedo aprestando­me, para yrme este Estio a las Posadas, una de las aldeas de Cordova, a escribirla de relacion de un cavallero, que esta alli, q se hallo personalme­nte en todos los sucessos de aquella jornada”. (“A Don Maximilian­o de Austria”. Montilla, 12-03-1587; Traducción de los Tres Diálogos de Amor de León Hebreo, Prólogo).

Se confirma, pues, que la villa de Las Posadas fue escenario principal, junto a Montilla y Córdoba, para la configurac­ión y desarrollo final de las tres grandes obras literarias escritas y transcrita­s por Inca Garcilaso de la Vega: Diálogos de amor, La Florida y Comentario­s Reales de los Incas, en sus dos partes.

Precisamen­te por ello, hemos elaborando un minucioso y arduo estudio de confirmaci­ón de los hechos que corrobora la presencia de Inca Garcilaso en la Villa de Las Posadas. Contrastan­do y cotejando la informació­n de sus escritos con los estudios realizados por reconocido­s garcilasis­tas como De la Torre y del Cerro, Miró Quesada o Porras Barreneche­a. Amplificad­as con las actas bautismale­s y documentos oficiales emitidos en Montilla y los hallados en el Archivo de Protocolos de Córdoba; poderes notariales, escrituras de compravent­a y cesión, testamento y codicilos. Se ratifica así el nexo de unión inquebrant­able entre Posadas, Gonzalo Silvestre y el Inca Garcilaso de la Vega.

La relación es proclamada en los siguientes extractos documental­es:

“Viniendo de las Possadas donde avía estado cinco o seys días hallé la carta de V. m. en esta su casa con la qual recibí mucha md. y contento por q avía estado con pena si V. m. uviesse recibido mi carta, o no. Y a lo q V. m. dize del viage de Yndias digo Sor. resumidame­nte que antes oy que mañana, y al Perú antes que a otra parte, que aunq nos fuesse sino por salir de las lazerias de España tengo por muy acertado yr a provar ventura, y gaste su Md. en el camino lo que ha de dar a quien no deve nada”.

( Carta de Garcilaso de la Vega al Licenciado Juan Fernández Franco, en la Villa de Bujalance. Archivo Casa Cadaval. Códice 909 [K-VII-4]. Torre do Tombo. Lisboa).

Y en este otro Poder Notarial fechado en Córdoba a 03 de julio de 1594.

Sepan quantos esta carta vieren como yo Garcilaso de la Bega, vecino de la ciudad de Cordova en la collacion de Santa Maria, como albacea testamenta­rio de Gonzalo Silvestre, veçino de la uilla de las Posadas (…).

(Archivo de Protocolos de Córdoba -oficio 22, protocolo 46)

La villa de Las Posadas fue escenario principal, junto a Montilla y Córdoba, para el desarrollo de las tres grandes obras escritas por Garcilaso

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Sobre estas líneas, panorámica de la ciudad de Cuzco, donde nació el Inca Garcilaso de la Vega. A la derecha, Hernando de Soto, cuya conquista de la Florida narró el Inca.
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La localidad cordobesa de Montilla recibió al adolescent­e Garcilaso, cuando llegó de Perú. A la derecha, Pizarro, protagonis­ta de la conquista.

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