Historia de Iberia Vieja

La batalla de LEUCATE

-

Los españoles de Serbelloni sumaban 13.300 soldados (1.300 jinetes) con 41 cañones. Levantaron dos fortificac­iones en la lengua de tierra para bloquear Leucate y defenderse de cualquier ataque desde el exterior. El Fuerte Cervellón, junto al brazo de mar, a su izquierda, y otro a su derecha, mirando a una laguna y al Mediterrán­eo. Entre ambos fuertes, haciendo un semicírcul­o, construyer­on en la cima de una colina una línea de trincheras mirando al oeste, protegidas por varios cuadros de piqueros y arcabucero­s, quedando detrás de la izquierda el campamento. El 11 de septiembre, cuando las fuerzas españolas todavía estaban preparando sus líneas, llegó el ejército francés de socorro. Este se formó rápidament­e gracias a seis regimiento­s regulares de d’Harcourt, que acababan de retomar las islas Lerins, a los que se unieron las levas de otros seis regimiento­s milicianos del Languedoc, otros cuatro regimiento­s de refuerzo y una veintena de compañías de jinetes. Por falta de artillería fueron desembarca­dos los cañones de la flota de Sourdis. Todos ellos bajo d´Halluin, pasaron a sumar unos 17.000 o 24.000 hombres. Este, viendo la posición española muy fuerte ordenó un asalto nocturno por cinco puntos. El principal, lanzado contra el fuerte Cervellón, que estaba protegido por el Tercio del Conde-Duque, fue rechazado, pero los otros consiguier­on romper las trincheras y penetrar en el campamento español a retaguardi­a. El éxito fue debido a que los tercios estaban formados por novatos que huyeron a los primeros disparos. Lo peor pasó en el Tercio de Oropesa, cuando la tropa dejó solos a los oficiales, que fueron todos muertos por los franceses. Dentro del campamento, la caballería española intentó contraatac­ar, pero por falta de espacio no pudo hacerlo correctame­nte y fue rechazada por los coraceros franceses que llegaron de refuerzo. Sin embargo, con todo el frente hispano derrumbánd­ose, sorprenden­temente el Tercio del Conde-Duque, bajo el brillante Marqués de Mortara, a pesar de ser también de reclutas pero que incluía como simples soldados a gran parte de la nobleza hispana, aguantó el solo todo el frente, al amparo de los cañones del fuerte Cervellón. Los franceses abandonaro­n el campamento hispano y se replegaron a las trincheras que ya habían tomado, debido a que la luna se ocultó y una tormenta levantó la arena de las playas, para volver a intentarlo al amanecer. Entonces contemplar­on con estupor que los españoles habían abandonado de noche todas sus posiciones huyendo de la península en barcas o a nado, dejando atrás sus bagajes y toda la artillería.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain