Historia de Iberia Vieja

El desastre de GUETARIA

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Con los franceses asediando Fuenterrab­ía y la flota de Sourdis bloqueando el Bidasoa, Felipe IV ordenó un contraataq­ue naval para introducir refuerzos en la plaza. En ese momento el grueso de la Armada del Mar Océano, bajo Oquendo, se encontraba en Lisboa y en Mallorca, mientras que apenas 12 galeones, bajo Lope de Hoces quedaban en La Coruña. El brillante Hoces intentó esperar a Oquendo pero las órdenes reales fueron terminante­s. Sus subordinad­os le dijeron que cumpliera el espíritu de la orden pero no la letra, a lo que Hoces replicó que “las órdenes del rey no se interpreta­n, sino que se cumplen”, y zarpó al suicidio hasta Guetaria. Frente a ellos, Sourdis contaba con 64 buques, de ellos 44 grandes navíos, algunos de ellos monstruos de 1.000 o 2.000 toneladas como “Le Couronee” y “Le Vaisseu du Roi”, mientras que la media de capacidad de las naves españolas era de tan solo 300-600 toneladas. Hoces colocó sus galeones de costado, dando al frente todas las baterías y apoyado por las de tierra, bloqueando la entrada al puerto. Sourdis destacó 33 grandes naves contra ellos el 22 de agosto e inició el duelo artillero hasta que el Arzobispo-Almirante galo lanzó contra ellos una docena de brulotes, o barcos en llamas cargados de explosivos. La línea española empezó a arder, y viendo Hoces que los tripulante­s abandonaba­n los barcos con riesgo de que los franceses extinguier­an las llamas y los capturaran, ordenó hundirlos. Sólo uno de ellos, el “Santiago”, bajo Judici, rompió la formación y se enfrentó en solitario a Sourdis, logrando escapar de forma milagrosa. El propio Hoces llegó medio ahogado a la orilla, en camisa, tras perder todas sus posesiones, como otros 1.000 supervivie­ntes de los 4.000 que formaban las tripulacio­nes de la escuadra española aniquilada.

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