Ágora
Nuevo testimonio de un español que viajó ■ a Rusia en la década de los veinte.
Son muchos los que se están rescatando en los últimos años y que muestran las fascinación y el peso político que la Revolución rusa tuvo en toda Europa, especialmente entre los militantes de partidos políticos de izquierdas.
Antes de su viaje, Óscar Pérez Solís (1882-1951) había sido teniente en el Ejército, que abandonó cuando entró en contacto primero con las ideas anarquistas, luego con las socialistas y después, en 1920, con las comunistas. Desempeñó importantes puestos en el socialismo vallisoletano y llegó a dirigir incluso en Bilbao, reclamado por Indalecio Prieto, el diario La Lucha d e Clases. En Bilbao se radicalizó y fue uno de los fundadores en 1921 del Partido Comunista Obrero Español (PCOE), que poco después se integraría en el recién fundado Partido Comunista Español (PCE), del que llegó a ser Secretario en 192425 y luego, tras una estancia en la cárcel de Montjuïc, director de La Antorcha, órgano de difusión del PCE.
En 1927, se convirtió al catolicismo y abandonó su militancia de izquierda. Trabajó en la empresa CAMPSA y fue también director del Diario regional de Valladolid. Tras la Guerra, se dedicó a escribir ensayos y artículos. Fue un hombre de una gran preparación intelectual, excelente orador y articulista.
Este volumen reúne los artículos que publicó en 1942 en el diario El Español en los que revivió el viaje que realizó en 1924 para participar en el V Congreso de la Internacional Comunista en Moscú. Estuvo un mes. Pudo entrevistarse con los principales líderes comunistas: Stalin, Trotski, Bujarin, Zinoviev.
Estos artículos tienen un destacado valor testimonial, pues ofrecen impresiones, comentarios, descripciones y retratos de primera calidad. Sus valoraciones de los líderes comunistas son agudas, profundas, eficaces. El responsable de la edición es Steven Forti (Trieste, 1981), profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona, que contiene una excelente introducción a la vida, la trayectoria política y las obras de Pérez Solís. ADOLFO TORRECILLA