MAO Y LA REPRESIÓN
■ Segunda entrega de La trilogía del pueblo, sobre la reciente historia de China, que ha escrito el holandés Frank Dikötter, catedrático en la Universidad de Hong Kong. Con anterioridad, Dikötter había publicado también en Acantilado La gran hambruna en la China de Mao (2017), que cuenta los dramáticos sucesos que provocaron en la sociedad china, con millones de muertos, las medidas económicas preconizadas por Mao a partir de 1957 en su campaña del Gran Salto Adelante.
La tragedia de la liberación transcurre desde 1945 a 1957. El autor destaca los principales sucesos de la guerra civil entre nacionalistas y comunistas que se cerró en 1949 con la proclamación de la República Popular y el triunfo de Mao. A continuación, tiene lugar la imposición de un modelo ideológico que pondría patas arriba la sociedad china en todos los frentes, desde la agricultura a la cultura, pasado incluso por las diversiones, el mundo del teatro y hasta las canciones populares. Tomando como modelo el comunismo de Lenin y Stalin, Mao imitó las medidas más represivas del régimen soviético, aplicando políticas sin piedad contra los terratenientes y contra todos aquellos que consideraban contrarrevolucionarios y enemigos del pueblo. Como ya había sucedido en la URSS, estos términos fueron manejados a su antojo por los dirigentes comunistas para eliminar a todos aquellos que no compartían su ideología. Por eso, proliferaron las ejecuciones públicas y secretas y se multiplicaron las detenciones para engrosar los gulag (laogai chinos), que pusieron al servicio de la revolución millones de trabajadores que se dejaron la vida en obras faraónicas y en explotaciones agrícolas y de minerales.
Resulta muy interesante ver cuáles fueron las políticas que aplicó Mao para reeducar a la población en sus valores comunistas. No ahorraron medios para reformar las universidades y reconducir a los intelectuales, de los que Mao siempre desconfió. El comunismo llegó a la ópera, al teatro, a las canciones populares… Y si no se entraba por el aro, aparecía la policía, que controlaba todos los movimientos de la población, en el campo y en las ciudades.
Dikötter emplea una información muy novedosa, pues ha tenido acceso a archivos chinos que se han abierto recientemente a los historiadores; no a todos, pues los del Partido Comunista siguen estando vedados. Pero los numerosos datos a los que ha tenido acceso cuestionan en muchos puntos las versiones de la propaganda oficial, especialmente activa en el campo de la historiografía. Como escribe el autor holandés, “la primera década de maoísmo fue una de las peores tiranías en la historia del siglo XX, condenó a una muerte prematura a por lo menos cinco millones de civiles y trajo la miseria a un número incontable”. Y estas muertes son solo el aperitivo de lo que vendría en los años de la Gran Hambruna./ADOLFO