Historia y Vida

UNA TUMBA AL ROJO VIVO

Paestum atesora uno de los pocos ejemplos de pintura griega

-

La huella de su viaje a Paestum quedó grabada para la eternidad en el frontón, el peristilo y la cripta del templo de Santa Genoveva de París, hoy Panteón nacional. Souff lot lo diseñó en 1758 por encargo de su amigo y compañero de viaje a Italia, el marqués de Marigny, con la idea de alzar una iglesia que rivalizara con las de San Pedro de Roma y San Pablo de Londres. Con voluntad o no, el arquitecto puso de moda en Francia el estilo dórico que había contemplad­o en Paestum. El Neoclasici­smo, así llamado el nuevo arte concebido por Soufflot, sustituyó al decadente Barroco, y se difundió a gran velocidad por el resto de Europa. Además, el flamante Estados Unidos lo convirtió en su estilo artístico nacional. Solo hay que contemplar el Capitolio y la Casa Blanca.

Retahíla de enamorados

El mismo año en que Soufflot levantaba el futuro Panteón, llegó a Paestum otro personaje clave para comprender el impacto que la ciudad grecorroma­na tuvo en la cultura de la Ilustració­n. El alemán Johann Joachim Winckelman­n, máxima autoridad mundial sobre el arte clásico –hoy se le recuerda como el “padre de la arqueologí­a”–, dio al yacimiento una proyección decisiva. En sus escritos destacó, sobre todo, la perfección de los templos, en especial, el de Neptuno. Para Winckelman­n, todos ellos eran el ejemplo por excelencia de la arquitectu­ra clásica por sus medidas y el equilibro que mostraban. Dos decenios después, también Giovanni Battista Piranesi cayó rendido ante el templo de Neptuno y su estilo dórico. El artista, que hasta entonces siempre había defendido la primacía del arte romano sobre el griego, dejó testimonio de su nueva pasión en algunos grabados. Estos pronto empezaron a circular por todo el continente, y acabaron por consagrar la fama del emplazamie­nto. Su compatriot­a, Antonio Canova, considerad­o el máximo exponente de la escultura neoclásica, observó de cerca los restos arqueológi­cos en 1779. Le sucedieron otros famosos viajeros, como el citado Goethe y el poeta Percy B. Shelley (en 1818), entre otros escritores románticos. Para ellos, Paestum constituía el origen de la sabiduría y de la civilizaci­ón, el lugar donde buscar los ideales perdidos de la libertad,

no reside solo en la arquitectu­ra. En 1968 salieron a la luz unos frescos extraordin­arios, uno de los escasos testimonio­s pictóricos que han sobrevivid­o de la Hélade. Las pinturas decoraban el interior de una tumba situada en una necrópolis a las afueras del yacimiento. Los arqueólogo­s la bautizaron de inmediato como la tumba del tuffatore (buceador o nadador) por la representa­ción de un joven bañista dando un salto al vacío (arriba), aparecida en el costado interior de la tapa. Las losas laterales del sepulcro, llamativas por sus

LA GRANDEZA DE PAESTUM

la justicia y la verdad. Paestum era el esplendoro­so pasado de la antigua Grecia.

Un tesoro nacional y mundial

Mussolini tampoco pudo evitar caer en la tentación de Paestum. En la década de 1920 impulsó el desarrollo de excavacion­es en la ciudad. La gran cantidad de objetos que se recuperaro­n (metopas con centauros, un retrato de Livia Drusila, pinturas funerarias...) se guardaron en un museo creado junto al yacimiento, uno de los pocos del país que obtendría la categoría de museo nacional. El mismo hechizo debió de atrapar a los soldados norteameri­canos en su camino de Sicilia, donde desembarca­ron en 1943, a Berlín. No olvidaron fotografia­rse junto a las ruinas. Hoy, más de trescienta­s mil personas al año pisan Paestum. El yacimiento es el tercero más visitado del país, por detrás vivos colores, contenían escenas de un simposium, un rito de la nobleza griega reservado a los hombres en el que se bebía, se tocaba música, se danzaba y se practicaba sexo tras una cena.

a 480 a. C., estas no son las primeras pinturas funerarias halladas en Paestum, pero sí las únicas helenístic­as. El resto son anteriores a la presencia griega, cuando los samnitas (pueblo itálico) dominaban en la región, y posteriore­s, obra de los lucanos, originario­s del sur de la península.

DATADAS EN TORNO

de Roma y Pompeya. Además, desde su declaració­n como Patrimonio de la Humanidad en 1998, acoge un salón obligado para los amantes de la arqueologí­a, la Borsa Mediterran­ea del Turismo Archeologi­co. Toda una carta de presentaci­ón en un país, Italia, que se alza como el primer destino arqueológi­co del mundo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain