Historia y Vida

CONTRA VIENTO Y MAREA

El mausoleo y sus lances hasta entrar en la lista de la Unesco

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bajas temperatur­as habían helado el terreno y las hogueras no pudieron descongela­rlo, por lo que hubo que emplear explosivos para comenzar a cavar. Construido en madera, su estructura era sencilla: tres cubos alineados horizontal­mente y conectados por corredores. El cubo central, que contenía el féretro, lo coronaba una estructura piramidal de tres niveles. Shchúsev justificó la elección del cubo como forma esencial de su diseño diciendo que “Lenin es eterno, y el cubo, la mejor forma de representa­r la eternidad”. Aquella construcci­ón pronto fue sustituida. Mientras Vorobiov y Zbarski embalsamab­an a Lenin, Shchúsev proyectaba un mausoleo más elegante y de mayor tamaño. Su base rectangula­r fue más amplia, con una estructura piramidal de seis niveles y dos pequeñas tribunas en los extremos del primero de ellos. El conjunto, también de madera, recordaba mucho a los zigurats mesopotámi­cos. Se inauguró en agosto de 1924. A partir de entonces, el mausoleo formó parte de la escenograf­ía de todas las grandes celebracio­nes políticas del régimen. Su tribuna fue el escaparate público del liderazgo, y la cola interminab­le que aguardaba diariament­e para ver a Lenin, “dispuesto con engañosa apariencia de vida”, como explicaría Stefan Zweig, creó la estampa más conocida del Moscú soviético. En enero de 1925 se convocó un certamen para elegir el que sería el proyecto definitivo. El monumento debía cumplir ciertos requisitos: estar en armonía arquitectó­nica con el entorno, ser simple, dinámico e

el mausoleo y su inquilino han vivido diversas vicisitude­s. El 3 de julio de 1941, pocos días después de

DESDE 1930,

impresiona­nte. La comisión evaluó más de un centenar de diseños, pero fue dilatando su fallo hasta que, en 1929, con Stalin consolidad­o en el poder, una nueva comisión controlada por él resolvió que Shchúsev remodelara el segundo mausoleo de acuerdo con las premisas del certamen. Aquella decisión, más ideológica que estética, hizo del mausoleo la primera muestra del clasicismo arquitectó­nico que Stalin imprimiría en Moscú. Las obras se prolongaro­n dieciséis meses. A finales de 1930, Stalin inauguraba la morada definitiva de Lenin. El rojo y el negro del pórfido y la labradorit­a, los colores de su culto, habían sustituido a la humilde madera, y la apariencia de solidez y eternidad superaba a la de su precedente. El edificio fue presentado como un

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