BOND EN TEHERÁN
Kim Roosevelt, el espía que construyó su leyenda
EL ARTÍFICE DEL GOLPE
Kermit “Kim” Roosevelt (1916-2000, abajo, en el centro) es uno de los espías americanos más famosos de todos los tiempos. Tuvo mucho que ver en ello el golpe de Estado que ejecutó con éxito en Irán en 1953, que se saldó con la restauración del sah, que permaneció algunas semanas exiliado en Roma, y la decapitación política de Mohammad Mossadegh.
UN CUENTACUENTOS
Otros aspectos que también contribuyeron a su leyenda fueron la publicación de su versión de los hechos sobre la operación en 1979 (refutada en gran parte por los papeles de la CIA que se desclasifica- bien o para mal, a entrar en política) que ya habían empezado abandonar a Mossadegh tras apoyarlo en su ascenso. Destacaron los ayatolás Jansarí y Kashaní, este último presidente del Parlamento durante la expropiación de la AIOC y valedor del primer ministro en otros momentos. Kashaní fue un exitoso agitador contra el sah cuando Mossadegh dimitió a mediados de 1952. Fue una calculada medida del primer ministro, seguro de ser rehabilitado (como así fue) por aclamación popular y de acaparar con ello mayor poder, sobre todo militar, en detrimento del monarca. ron después) y la idealización de la edad de oro de los “caballeros espías”, cuando los profesionales más talentosos, formados y educados se sentían atraídos por hacer carrera en los servicios secretos.
AGENTES CON PAJARITA
Roosevelt era un dandi nacido en Buenos Aires, nieto y primo de dos presidentes de Estados Unidos, alumno y profesor de Harvard y con el plus de exotismo de haberse casado con la hija de un embajador americano en España. De esa época destacan personajes como Fitzroy Maclean, que también operó en Irán durante un tiempo y sirvió de inspiración para la saga de James Bond de su amigo Ian Fleming.