PASADO VERGONZOSO
Los episodios por los que la región todavía afea a Japón
LA MASACRE DE NANKÍN
En diciembre de 1937, el Ejército Imperial Japonés conquistó la ciudad de Nankín durante la segunda guerra chino-japonesa. Los soldados nipones perpetraron atrocidades con los prisioneros chinos y la población civil. Las cifras de la masacre, siempre discutidas por ambos bandos, hablan de más de cien mil muertos.
LA UNIDAD 731
Fue un proyecto secreto japonés de experimentación con armas biológicas y químicas ubicado en un complejo (abajo) cerca de la actual ciudad china de Harbin. Las horribles pruebas de todo tipo que realizó la Unidad 731 se aplicaron casi siempre en personas vivas y sin anestésicos. Tras la rendición japonesa, los médicos del proyecto obtuvieron inmunidad de los americanos a cambio de desvelar los experimentos realizados.
MUJERES DE CONSUELO
El ejército japonés contó durante la Segunda Guerra Mundial con el acompañamiento de mujeres que fueron Básicamente, pretenden olvidar o incluso eliminar las referencias a la masacre de Nankín, la Unidad 731 de armas químicas y biológicas, las esclavizadas “mujeres de consuelo” o los suicidios obligatorios de isleños durante la batalla de Okinawa. Algo complicado, ya que estos hechos históricos son altamente sensibles en los países vecinos y entre un amplio grupo de ciudadanos y académicos nipones, críticos explotadas sexualmente. Esa organizada prostitución militar implicó a miles de mujeres, provenientes inicialmente de Japón. Más tarde, con sus conquistas territoriales, se abastecieron en masa de los países ocupados, como China, Corea o las islas Filipinas. Engañadas, detenidas o forzadas sin más, eran llevadas a las “estaciones de confort”, donde eran violadas de forma sistemática por oficiales y soldados japoneses.
LOS SUICIDIOS FORZADOS
La batalla de Okinawa (abril-junio de 1945) fue una de las más duras de la guerra del Pacífico. El avance estadounidense, por recursos, armamento y tropas disponibles, era imparable. En esa fatalista situación, los soldados japoneses obligaron al suicidio –con palos, piedras, granadas, despeñados, etc.– a la propia población civil de la isla. Algunos de estos suicidios colectivos tuvieron lugar antes de la llegada de los estadounidenses, ante la falsa creencia, muy extendida, de que estos cometerían todo tipo de barbaries al desembarcar.