UNA TECNOLOGÍA EN AUGE
Los drones viven hoy su época dorada, sobre todo en lo que se refiere a sus versiones militares, con constantes innovaciones.
El espionaje de la guerra fría aceleró la investigación en los drones. Estados Unidos necesitaba sobrevolar territorio soviético para grabar y tomar fotografías, pero no quería arriesgarse a perder sus aeroplanos ni a que sus pilotos fueran exhibidos como un trofeo. Justo lo que le ocurrió a Francis Gary Powers cuando pilotaba un Lock-heed U-2 durante un vuelo espía en 1960. Este accidente marcó el inicio del programa secreto Red Wagon, consistente en lanzar aeronaves no tripuladas con autonomía para adentrarse en territorio soviético y regresar con material gráfico. Recopilar información sobre la actividad radioactiva que genera una explosión nuclear fue otra de las misiones que los norteamericanos encomendaron a los drones. Así, ocho aviones B-17 fueron remodelados como vehículos no tripulados y en-
REPOSTAJE EN PLENO VUELO
El pasado abril, la marina estadounidense informó acerca del primer ensayo positivo de repostaje en el aire de un dron: un X-47B, un vehículo de combate diseñado para despegar desde portaaviones, logró conectarse en pleno vuelo con un avión de repostaje Omega K-707 (aquí, el momento). Con este avance se multiplica la autonomía de los drones –ya de por sí superior a la de los viados al atolón Bikini para recoger datos desde dentro de una nube radioactiva. En la guerra de Vietnam, los UAV desempeñaron sobre todo tareas de reconocimiento. Dos de los más usados, el Firefly (Mosca de fuego) y el Lightning Bug (Luciérnaga), iban enganchados en la parte inferior de las alas de un avión Hercules, que los lanzaba en pleno vuelo. Una vez completada su misión, regresaban solos y aterrizaban desplegando un paracaídas.
En el polvorín del desierto
Israel es el país que más ha contribuido al desarrollo militar de los drones en el último medio siglo. En 1973, durante la guerra de Yom Kippur, las defensas antiaéreas sirias y egipcias abatieron muchos de sus aviones. A raíz de esta pérdida, el país puso en marcha un programa de drones en su avance por el Líbano, con el que obtuvo una victoria aérea. En una de las batallas, la de Bekaa, las fuerzas israelíes hicieron un uso combinado de los drones: unos se usaron como señuelos para despistar a las baterías antiaéreas sirias, otros para localizarlas y otros más para crear en ellas interferencias electrónicas. Ello permitió a los aviones de combate israelíes destruir 29 aeronaves y 17 de las 19 baterías enemigas.
COYOTES DEL CIELO
La armada norteamericana también ha desarrollado un sistema capaz de lanzar varios drones a la vez desde un dispositivo similar a un lanzamisiles. Estos drones, bautizados como Coyotes, son disparados en forma de cilindro y, ya en el aire, despliegan sus alas. El sistema permite que los aparatos puedan formar un escuadrón y comunicarse entre sí. En el último lustro, los drones de combate (capaces de disparar misiles) se han convertido en el principal instrumento de EE UU en su lucha contra el yihadismo. Misiones de ataque con drones han culminado con la muerte de líderes de Al Qaeda en Pakistán, Yemen, Libia y Afganistán, sin necesidad de desplegar militares sobre el terreno. Un fin que ha generado críticas de quienes consideran esas muertes ejecuciones sumarias y de quienes alertan de la muerte de civiles inocentes.
ISRAEL ES EL PAÍS QUE MÁS HA CONTRIBUIDO AL DESARROLLO MILITAR DE LOS DRONES EN EL ÚLTIMO MEDIO SIGLO