De Cortázar a Blade Runner
BLOW-UP (1966), basada en un cuento de Julio Cortázar, es más que un retrato del Londres de la psicodelia y la minifalda. Obsesionado por un posible asesinato, el fotógrafo protagonista amplía una y otra vez sus instantáneas, en busca de un detalle revelador, hasta convertirlas en amasijos ilegibles de grano fotográfico. El cineasta británico Ridley Scott rendiría un homenaje a esta escena en Blade Runner (1982). Y el propio Antonioni seguiría haciendo “blow-ups” toda su vida: diminutas acuarelas que después ampliaba fotográficamente.