LA MUSA DE PROUST Y SU ARMARIO
de Caraman-Chimay (18601952) fue muchas cosas: una aristócrata, una socialite, mecenas, diseñadora de su propio vestuario, icono de la moda en Francia y musa de artistas como el escri- tor Marcel Proust, que basó en ella bastantes de las características de su duquesa de Guermantes en la novela En busca del tiempo perdido (1908-1922). Se casó muy joven, a los 18 años, con el conde de Greffulhe, un personaje brutal que la engañaría y que Proust empleó para dar cuerpo a su duque de Guermantes. Fue en 1892 cuando Proust la vio en un baile. Quedó fascinado. A ella no le gustó mucho inicialmente (“sus halagos tenían un no sé qué de empalagoso que no era de mi agrado”, diría), pero con el tiempo cultivó su amistad. Élisabeth recibía en su casa a un círculo de personajes que visitaban también a la condesa de Chevigné (otra modelo de la duquesa de Guermantes), con los que Proust modeló a otros personajes de la obra, como Babal de Bréauté, Swann o el general de Froberville.
de Greffulhe era excepcionalmente elegante. Además, una rareza en su tiempo, confería a la moda estatus de arte. Era clienta de los más grandes couturiers, pero su estilo era completamente personal. “Cada uno de sus vestidos parecía como [...] la proyección de un particular aspecto de su alma”, dice el narrador de Proust sobre su duquesa de Guermantes. Gran aficionada a las artes, tomó cursos de fotografía con el célebre Nadar, que la inmortalizó en numerosas ocasiones, como aquí, con el “vestido de los lirios”, un traje de corte princesa, atípico por entonces, que realzaba su figura. Los lirios hacen referencia a un verso en su honor compuesto por su primo, el poeta y dandi Robert de Montesquiou (con el que Proust dio vida a su barón de Charlus). El vestido es uno de los 28 que el Fashion Institute of Technology de Nueva York expone desde el 23 de este mes de septiembre hasta el 7 de enero del próximo año. E. R.