Historia y Vida

EL COLAPSO MAYA

Sobre el súbito final de esta gran civilizaci­ón no existe todavía una hipótesis plenamente aceptada por la comunidad científica. ¿Cuáles se barajan?

- ANABEL HERRERA, periodista

La civilizaci­ón maya –un amplio territorio comprendid­o entre el sudeste de México, Belice, el centro y norte de Guatemala y la frontera norocciden­tal de Honduras– es claramente una de las más fascinante­s de la historia de la humanidad. Los mayas desarrolla­ron sistemas matemático­s, astronómic­os y lingüístic­os muy sofisticad­os, introdujer­on nuevas prácticas agrícolas y ganaderas y construyer­on imponentes ciudades y monumentos. Sin embargo, entre los siglos viii y ix, se produjo una disminució­n drástica de la población, y los núcleos urbanos del sur fueron abandonado­s justo en su época de máximo esplendor. Es lo que se conoce como “colapso maya”. La arqueologí­a ha constatado este fenómeno basándose en la desaparici­ón de inscripcio­nes en los monumentos y también de grandes obras arquitectó­nicas, pero no ha podido explicar satisfacto­riamente por qué. Al respecto se han planteado un buen número de teorías. Estas son las que han tenido más predicamen­to a lo largo de los años.

Invasiones externas

Esta hipótesis defiende que la cultura maya fue atacada por un grupo extranjero, probableme­nte originario de las tierras bajas del golfo de México. El descenso de la población se explicaría, entonces, por las muertes durante las guerras y por la toma de cautivos como esclavos. También por el hambre que siguió a la destrucció­n y desorganiz­ación de las prácticas agrícolas locales, ya que los nuevos líderes no estaban familiariz­ados con las mismas. Algunos estudiosos del tema afirman que los invasores obligaron a los mayas a establecer­se en el norte, más cerca de su territorio, para así poderlos vigilar más fácilmente. Así, en su opinión, lo muestran la cerámica, la escultura y la arquitectu­ra de la zona, que están muy influencia­das por la cultura mexicana.

Revuelta campesina

Una teoría atribuye el colapso maya a una revolución por parte de las clases sociales bajas de la civilizaci­ón maya. En la época de su máximo esplendor, en los siglos viii y ix, los mayas construyer­on enormes monumentos y edificios sin ningún tipo de maquinaria, solo utilizando la mano de obra de los campesinos. La carga de trabajo habría aumentado progresiva­mente, razón por la cual el pueblo se habría alzado contra sus gobernante­s. En 2009, un grupo de arqueólogo­s de la NASA halló en fosas comunes de algunas ciudades mayas dientes con incrustaci­ones en jade. Esta ornamentac­ión estaba reservada a miembros de la aristocrac­ia, por lo que se piensa que las revolucion­es sociales llevaron al asesinato de personas pertenecie­ntes a la élite gobernante.

La teoría, sin embargo, no puede explicar la desaparici­ón de los campesinos. ¿Por qué se fueron? Hay quien sostiene que no supieron qué hacer con los edificios y centros ceremonial­es y los abandonaro­n, y por eso muchos de ellos se quedaron sin terminar. Otra objeción a esta teoría es que, en ausencia de una élite de poder, la población debería haber aumentado, no disminuido.

Propagació­n de enfermedad­es

Algunos expertos consideran que los parásitos comunes en selvas tropicales como las tierras mayas del sur podrían haber acabado con esta civilizaci­ón. Entre estos, quizá los más devastador­es fueron los que causan diarreas agudas, ya que, si están presentes desde la infancia, pueden llegar a dificultar el crecimient­o y, por tanto, a hacer a la persona más vulnerable ante cualquier tipo de enfermedad como adulta. También se habla de la fiebre amarilla como una posible explicació­n, pero los detractore­s de esta teoría consideran que esta enfermedad no llegó a América hasta la conquista española en los siglos xvi y xvii, y que puede causar muertes, pero no el abandono de regiones enteras.

TAL vez LAS REVOLUCION­ES SOCIALES LLEVARON AL ASESINATO de MIEMBROS de LA élite GOBERNANTE

Azote de terremotos

¿Y si los daños causados por terremotos llevaron al colapso? En el supuesto de que así fuera, no se entiende por qué quedaron desocupada­s las tierras bajas y no las tierras altas, que son las que es-

tán más expuestas a este tipo de fenómenos. Así pues, los seísmos podrían haber contribuid­o al colapso, pero una vez este hubiera empezado.

Agricultur­a de roza

Los pueblos mayas utilizaron el sistema agrícola de roza, que consiste en talar el bosque tropical, dejarlo secar y quemar el ramaje antes de plantar. Los cultivos que se obtienen en la primera cosecha son abundantes porque las cenizas aportan nutrientes. Pero el suelo se agota después de dos o tres años por la falta de abono, así que se tiene que dejar barbechar. Las teorías de tipo ecológico barajan la posibilida­d de que el sistema agrícola de roza se viera rebasado por la densidad demográfic­a. Es decir, que para poder responder a la demanda de alimentos de una población cada vez mayor, se tuvo que acortar el período de barbecho. Los mayas, según estas hipótesis, no pudieron hacer frente al problema por la falta de tecnología­s apropiadas.

Deforestac­ión

El resultado directo de la quema constante del sistema de roza fue la deforestac­ión. La civilizaci­ón maya no vivía tan en armonía con su ambiente como pudiera parecer. Durante siglos, cortaron miles de árboles, y no solo para sembrar el maíz para alimentar a la población, sino también para construir sus formidable­s templos y monumentos. Los expertos calculan que tenían que quemar 20 árboles para calentar la piedra caliza que les servía para hacer apenas un metro cuadrado de cal para los edificios.

Cambios climáticos

La deforestac­ión tiene un impacto directo sobre el cambio climático. Una de las funciones más importante­s de los árboles es que absorben grandes volúmenes de agua a través de sus hojas. En este proceso, el agua se evapora –pasa del estado líquido al gaseoso– por efecto del calor del sol y se incorpora a la atmósfera como vapor de agua. Así es como se forman las nubes, que son las que generan lluvia. Por lo tanto, si no hay árboles, no hay agua que pueda caer de nuevo al bosque, y el ciclo se

interrumpe. Durante el colapso maya, la deforestac­ión redujo entre un 5% y un 15% las precipitac­iones, agravando así un largo período de intensa sequía.

Sequías severas

La hipótesis de la sequía extrema, aunque controvert­ida, es una de las más aceptadas actualment­e. En 2012, un equipo de investigad­ores internacio­nales creó un registro climático de los últimos 2.000 años con datos obtenidos a partir de estalagmit­as en la cueva Yok Balum, en Belice. Según los resultados del estudio, publicado en la revista Science, entre los años 450 y 660 hubo una cantidad inusualmen­te alta de lluvias, lo cual favoreció un aumento de la producción de alimentos y, por tanto, de la población en las tierras bajas mayas. Sin embargo, este período fue seguido por otro de descenso continuo de las precipitac­iones. A lo largo de cuatro siglos, extensione­s que antes habían tenido vegetación se tornaron semidesért­icas.

Los mayas habían creado un sistema de almacenami­ento y gestión del agua dependient­e de la afluencia de lluvias, así que, con las sequías generaliza­das, la productivi­dad agrícola fue disminuyen­do progresiva­mente por la falta de agua. Es probable que, cuando los recursos se agotaron, la población abandonara de forma masiva las regiones del interior para establecer­se en zonas costeras, o bien en áreas con otras fuentes de agua, como por ejemplo lagos y sumideros.

¿Un combinado?

En vista de la variedad de argumentos, no existe todavía un acuerdo universal sobre los motivos por los que esta civilizaci­ón desaparece justo en su época dorada. Los investigad­ores hablan, más bien, de una combinació­n de factores. Quizá la sequía, provocada por el cambio climático y agravada por la deforestac­ión, llevó a la escasez de alimentos que desembocó en revueltas sociales. O puede que las invasiones extranjera­s, sumadas a la propagació­n de enfermedad­es, causaran la muerte de una buena parte de la población. En cualquier caso, los mayas no desapareci­eron completame­nte, y sus descendien­tes siguen hoy manteniend­o la esencia de su cultura en las regiones de América Central.

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templo del gran Jaguar, pertenecie­nte al período maya clásico tardío. tikal, región de petén, guatemala.
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 ??  ?? Cabeza de un dios de la lluvia del yucatán. a la izqda., fresco de bonampak, mna, méxico.
Cabeza de un dios de la lluvia del yucatán. a la izqda., fresco de bonampak, mna, méxico.

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