El rey de los jardineros
Posiblemente, sin André Le Nôtre (1613-1700) Versalles nunca hubiera sido el buque insignia de los palacios barrocos europeos. Su diseño de lo que se denominó “jardín francés” exportó un modo de hacer genuinamente versallesco al resto de cortes europeas. De una forma u otra, todos los jardines de los grandes palacios barrocos son deudores del paisaje de Versalles, puesto que los de Le Nôtre fueron la escenografía perfecta para albergar el esplendor real.
La obra maestra
Lo cierto es que, a diferencia de otras personalidades que prestigiaron también los salones de Versalles, Le Nôtre no había necesitado de influencia alguna para entrar en el exclusivo círculo de la corte. Hijo y nieto de jardineros reales, estuvo al servicio de Gastón de Orleans, tío de Luis XIV, desde 1635, y a partir de 1637 se encargó de remodelar el parque de las
Tullerías. Pero su cotización subió en 1661, cuando el ministro de Finanzas Fouquet le encargó los planos del parque que rodeaba su castillo en Vaux-le-vicomte. La leyenda quiso que los celos de Luis XIV ante el magnífico resultado del trabajo de Le Nôtre fuesen una de las causas del descrédito de Fouquet, pero, en todo caso, el monarca vio en los tres artífices de Vaux-le-vicomte (Charles Le Brun, Louis Le Vau y el propio Le Nôtre) a los artistas que debían llevar a cabo su proyecto de ciudad-corte en Versalles. Fue una decisión acertada. Los jardines de Versalles, a los que Le Nôtre se dedicó en exclusiva entre 1661 y 1687, se convirtieron en su consagración. Mediante parterres y bosquecillos delimitó el terreno como si de un conjunto residencial se
según la leyenda, los celos de luis xiv por el trabajo de le nôtre para fouquet causan el descrédito de este
tratara. No es de extrañar, pues, la denominación de determinadas zonas: sala Verde, sala de Baile, sala del Consejo o sala de los Banquetes. Además, una zona selvática garantizaba la posibilidad de disfrutar de la caza, mientras que las fuentes y el juego de perspectivas concedían un gran dinamismo al paisaje.
un amigo especial
Erigido en la mayor autoridad en la materia, nobles y burgueses se disputaron el diseño de muchos otros jardins d’intelligence, como se conocieron sus realizaciones. Los encargos se sucedieron, y Le Nôtre firmó el diseño de los jardines de la residencia de madame de Montespan en Clagny, los de Saint-cloud para el duque de Orleans, los de Sceaux para el primer ministro Colbert o los de Chantilly para el Gran Condé. Le protegía, además, una estrecha amistad con Luis XIV, y encargar un proyecto a Le Nôtre congraciaba a quien lo hiciera con el propio rey. En justa retribución, poco antes de su muerte, el paisajista cedió al monarca buena parte de su excelente colección de arte.