Cápsula viva del tiempo
Den Gamle By tiene el valor de lo germinal. Aarhus aloja el primer museo al aire libre dedicado a recoger costumbres tradicionales que la industrialización puso en riesgo de desaparición. Camino de su centenario –se concibió en 1914 e inauguró en 1919–, el museo nació de forma un tanto casual. Inspirado por la Sociedad para la Protección de Edificios Antiguos de Londres, Peter Holm, un profesor al que encargaron la dirección de los museos de Aarhus en 1907, tuvo la idea de rescatar una casa de comerciantes casi en ruinas y reconstruirla, piedra a piedra, en otro emplazamiento para la Exposición Nacional danesa de 1909. La buena recepción de la iniciativa llevó a Holm a dedicarse plenamente a ello, y fue levantando, en el entorno de los jardines botánicos de Aarhus, un museo de lo que hoy llamaríamos la vida antigua. Cuando Holm se retiró, en 1945, el Gamle By había recuperado 50 edificios de todo el país, y con ellos arquitecturas, usos y profesiones que, de no haber quedado preservados en esta cápsula del tiempo, se habrían perdido. Como anticipo de ese replanteamiento que propone la ciudad como Capital Europea de la Cultura, el Gamle By no es un museo estático, sino una institución activa; recrea tres épocas de la existencia en los ya 75 edificios recuperados: desde el Medievo hasta 1899, el transcurso de los años veinte y el liberalismo de los setenta.