La historia más insólita
el normando y la distinguida sra. hearst
A caballo entre los siglos xix y xx, grandes millonarios estadounidenses como Henry Clay Frick o Andrew Mellon crearon maravillosas colecciones de arte. Otros, sin embargo, compraban al tuntún. Era el caso de William Randolph Hearst, magnate de la prensa, que tuvo que habilitar en Brooklyn dos naves industriales para dar cabida a todo lo que adquiría alocadamente. Su esposa, Millicent (1882-1974), tampoco era muy instruida en cuestiones artísticas. Cuando Hearst le comentó que el castillo que acababa de procurarse en Gales era normando, ella respondió: “¿Normando? ¿Quién es Normando?”.
¿azaña, carterista?
según se dice, cuando se discutía la formación del segundo gobierno provisional de la II República (octubre-diciembre de 1931), Manuel Azaña, líder de Acción Republicana, pretendió reservarse tres carteras. Un diputado del Partido Radical quiso elevar una protesta por lo que consideró un abuso de poder. Cuando le comentó su propósito a su jefe, Alejandro Lerroux, este le respondió: “Tres carteras y la presidencia... De eso a que lo llamen carterista no hay más que un paso”. Finalmente, Azaña solo contó con la presidencia y el Ministerio de la Guerra.
¡Bienvenido a la orquesta!
se cuenta que, en una ocasión, el argentino Ennio Bolognini (1893-1979), primer chelista de la Orquesta Sinfónica de la NBC, por entonces dirigida por Arturo Toscanini, se presentó en un ensayo acompañado de su perro. Al verlo, Toscanini exclamó: “¡Profesor, o usted o su perro!”. El músico dio media vuelta, dejando al animal junto al chelo.
el potrillo aristóteles
cuenta el historiador romano Eliano que Platón (ss. v-iv a. C.) llamaba a Aristóteles (ambos arriba) “Potro”. Cuando deja de tomar leche materna, el potro cocea a su madre. El viejo filósofo griego pretendía subrayar con el apodo la ingratitud de Aristóteles. Tras haber aprendido de él cuanto sabía de filosofía, se atrevió a levantar otra escuela justo enfrente de la de su maestro.