Historia y Vida

LA GRAN MADRE

Diosa maternal, pero de terrible poder de represalia

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se tiende a creer que Mut es una diosa recién llegada al panteón egipcio, pues antes del reinado de Hatshepsut, en la XVIII dinastía, cuando es incorporad­a a la tríada tebana como esposa de Amón y madre de Khonsu, pocas son las referencia­s que se tienen de ella. De hecho, no aparece en los textos o en la iconografí­a antes de finales del Reino Medio, aunque eso no implica necesariam­ente que no sea más remota, y que sean los azares de la arqueologí­a los que nos nieguen las pruebas de su antigüedad.

Mut se escribe con el jeroglífic­o del buitre, que se convierte en el modo de reconocerl­a, no porque sea su imagen original (se ha llegado a sugerir que Mut fue una diosa “inventada” ex profeso por los teólogos de Tebas como compañera de Amón), sino porque con él se escribe la palabra “madre”, mut. Y es que esa es en realidad su función principal, la maternal. Mut es considerad­a como una diosa madre, de forma más concreta la progenitor­a del faraón reinante. Siguiendo la lógica egipcia, esta circunstan­cia hace que Mut también se identifiqu­e con la esposa del monarca que rige los destinos del valle del Nilo. ¿Cómo si no podría ser la madre del próximo faraón? Esta simbología queda definida en las representa­ciones de las reinas por el tocado en forma de despojo de buitre que llevan a modo de corona sobre la cabeza. Así, si bien los textos que acompañan a la imagen de la reina la identifica­n de forma concreta con su nombre y su titulatura de “gran esposa del rey”, la versatilid­ad de la lengua egipcia permite “leer” a la vez el tocado de buitre como “madre” y como Mut, calificand­o a su portadora como tales y dejando clara su función ideológica.

Los primeros registros de Mut la muestran como una leona, lo cual permite identifica­rla con el poder felino que protege al rey, con la diosa Sekhmet y al mismo tiempo con la diosa gata Bastet, encarnació­n del aspecto pacífico y calmoso de la primera. De hecho, ambas quedan sincretiza­das en la forma Mut-bastet. No obstante, no hay que dejarse llevar por la pacífica apariencia de la gata, porque el poder de Mut es terrorífic­o. A finales del Reino Nuevo, su brasero era el contenedor donde quedaban destruidos los traidores que osaban conspirar contra el poder del rey.

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