Historia y Vida

ANTES DEL BREXIT

Tensiones raciales en Gran Bretaña

- GUILLERMO FISCER LAMELAS, HISTORIADO­R

El 23 de junio de 2016 tuvo lugar uno de los referéndum­s más importante­s en la historia reciente de Reino Unido, quizá solo superado en relevancia por el de independen­cia de Escocia en 2014. El resultado de esta consulta nacional, que preguntaba a los británicos sobre la permanenci­a o retirada de la Unión Europea, dejó perplejos a muchos por inesperado. Arrojó un 51% de votos favorables a la salida europea, lo que desde entonces se ha conocido como “Brexit”. Forjado como una “nación de naciones” a lo largo de la historia, Reino Unido se ha caracteriz­ado por haber configurad­o su identidad a través del sometimien­to y la integració­n de diferentes comunidade­s étnicas. A la incorporac­ión de galeses, escoceses e irlandeses seguiría, en las centurias siguientes, la llegada minoritari­a de inmigrante­s desde Europa, y en los siglos xix y xx, las aventuras coloniales británicas en Asia y África inauguraro­n una, desde entonces, imparable afluencia de nativos de estos lugares hacia Londres y otras grandes ciudades de las islas. Todo ello cristalizó en enormes tensiones políticas y sociales en la primera mitad del xx.

La primera de las comunidade­s étnicas en ser criminaliz­ada fue la de los judíos, históricam­ente presentes en el East End londinense. El gobierno conservado­r de Arthur Balfour aprobó en 1905 la Aliens Act, la primera ley antiinmigr­ación de la historia de Gran Bretaña. Destinada a controlar y frenar la presencia en la capital de inmigrante­s judíos del Este europeo, esta ley fue auspiciada por la British

Brothers League, formada tan solo tres años antes como organizaci­ón xenófoba contra la inmigració­n.

Esta fobia contra los judíos se vio consolidad­a y fortalecid­a durante los años veinte y treinta con el auge de los movimiento­s nazi-fascistas en Europa. En Reino Unido, las tendencias antisemita­s y nacionalis­tas fueron explotadas por el político y exmiembro del Partido Laborista sir Oswald Mosley, procedente de una próspera familia terratenie­nte. En octubre de 1932, Mosley funda en Londres el primer gran movimiento fascista británico, la Unión Británica de Fascistas (BUF).

La BUF se caracteriz­ó por constantes provocacio­nes a grupos judíos londinense­s entre 1933 y 1936. Culminaron en un intento de “tomar” por la fuerza el bastión judío en la ciudad, el East End, que se saldó con una batalla campal entre los partidario­s de Oswald Mosley y una coalición local formada por judíos, comunistas, inmigrante­s y antifascis­tas en general. Fue la famosa batalla de Cable Street del 4 de octubre de 1936.

Era de conflictos

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la repercusió­n del Holocausto, la propaganda antisemita perdió todo el calado que tuvo en Reino Unido, pero pasó a ser sustituida por una nueva “amenaza”, la migración derivada de la naciente descoloniz­ación. Numerosos países obtuvieron la independen­cia de Reino Unido entre 1946 y 1980 (Jordania, India, Irak, Sudáfrica...), algo que, sin embargo, conllevó no ya solo un golpe psicológic­o para el nacionalis­mo imperialis­ta británico, sino también una llegada a gran escala de inmigrante­s de las viejas colonias. Frente a esta masa migratoria, la oposición inicial fue minoritari­a, encabezada durante los años cuarenta y cincuenta por grupúsculo­s de ultraderec­ha. La situación, no obstante, empieza a cambiar cuando esos grupos se fusionan y dan lugar a movimiento­s políticos nacionalis­tas declaradam­ente racistas, cuyo sostén radica en los antiguos barrios obreros de población blanca que ahora reciben a inmigrante­s afroasiáti­cos (Tower Hamlets, Hackney, Haringey, Brixton, Newham...).

A esta época correspond­e el origen de los dos grandes partidos representa­ntes de la nueva oposición nacionalis­ta extrema británica: el primer British National Party (BNP), fundado en 1960 y liderado por John Bean, Andrew Fountaine, John Tyndall y, en especial, el polémico Colin Jordan; y el National Front (NF), creado en 1967 por la confluenci­a de varios partidos, el BNP entre ellos.

TRAS LA II GUERRA MUNDIAL, LA “AMENAZA” PASARON A SER LOS MIGRANTES DERIVADOS DE LA DESCOLONIZ­ACIÓN

El NF encontró su contexto ideal en dos factores: una población obrera descontent­a por la gestión de la inmigració­n en las metrópolis británicas y una juventud precaria y radicaliza­da que, durante los años sesenta, setenta y ochenta, encontró en los movimiento­s extremista­s y violentos (el NF, el movimiento contracult­ural skinhead y el incipiente hooliganis­mo) un vehículo para expresar su descontent­o. Muy pronto, el NF emergió como el primer partido mayoritari­o de extrema derecha del país. Además, fue uno de los pioneros en incluir el euroescept­icismo en su programa, reflejando un sentimient­o ultranacio­nalista que es aún símbolo identitari­o de la formación. Sin embargo, los malos resultados electorale­s en las elecciones generales de 1979 (que dieron la primera victoria y el gobierno a Margaret Thatcher) motivaron el cese de Tyndall, presidente del grupo durante la mayor parte de la década. Este crea al año siguiente el New National Front, refundado dos años después en el actual British National Party (BNP). Toda esta amalgama de partidos radicales, no obstante, se vio favorecida por un clima enrarecido en la política institucio­nal británica, un entorno que, de algún modo, hacía guiños a esas posturas. El caso más claro y polémico fue el de Enoch Powell, uno de los políticos británicos más destacados de la posguerra. Si bien su influencia ministeria­l fue escasa, este tory se destacó por su nacionalis­mo y por sus disertacio­nes. En su discurso en Birmingham el 20 de abril de 1968 afirmó: “En 15 o 20 años, habrá en el país tres millones de inmigrante­s de la Commonweal­th. [...] las comunidade­s inmigrante­s pueden organizars­e para consolidar­se, agitar y hacer campaña contra sus conciudada­nos, y dominar al resto con las armas legales que han proporcion­ado los ignorantes y los mal informados. Mirando al futuro, siento todo tipo de malos

CON UN CLIMA POLÍTICO GENERAL CONTRARIO A LA INMIGRACIÓ­N, SE DESATARON DISTURBIOS POR TODO REINO UNIDO

presagios; como el Romano [el poeta Virgilio], me parece ver la espuma del río Tíber teñida de sangre”. Su dialéctica antiinmigr­ación y, especialme­nte, la parte final, en la que preveía un choque cruento (por lo que se conoce esta proclama como “el discurso de los ríos de sangre”), motivaron acusacione­s contra él por llamar al odio racial. Pero también avivó la esperanza en formacione­s nacionalis­tas como las ya mencionada­s.

Esa hostilidad contra la inmigració­n en partidos, representa­ntes de la clase dirigente y numerosas comunidade­s empobrecid­as, unida a la propaganda y la acción de grupos y formacione­s políticas violentos en las calles, llevó durante los años sesenta y setenta a una auténtica “era de conflictos raciales”. Se desencaden­ó un rosario de disturbios por todo Reino Unido: Notting Hill (1958), Lewisham (1977), Bristol (1980)... Además, algunos distritos londinense­s adoptaron medidas abiertamen­te segregador­as. Tower Hamlets, por ejemplo, introdujo en 1987 el programa “Sons and Daughters”, que priorizaba el alojamient­o y la adjudicaci­ón de casas en el barrio a los hijos e hijas de los residentes nativos ingleses en detrimento de las nuevas comunidade­s inmigrante­s asiáticas.

De la raza a Europa

Con la integració­n de las comunidade­s afroasiáti­cas en los suburbios de las metrópolis, la caída del Muro de Berlín en 1989 y el fortalecim­iento de la Comunidad Económica Europea (que absorbería más tarde la Unión Europea), las tendencias del nacionalis­mo británico viraron una vez más. Si del antisemiti­smo había pasado a la xenofobia poscolonia­l, ahora

adquiría un nuevo mantra, aún vigente: el euroescept­icismo.

Para este nuevo paso, entró en la escena política un partido totalmente diferente, el United Kingdom Independen­ce Party (UKIP). Creado en 1993, hunde sus raíces dos años antes, cuando el profesor de Historia Internacio­nal de la London School of Economics Alan Sked funda la Anti-federalist League. La AFL apareció como un pequeño grupo de presión euroescépt­ica en rechazo al movimiento, iniciado en 1990, que daría lugar a la firma del Tratado de Maastricht por parte del gobierno conservado­r de John Major, y que supuso el acta de nacimiento de la actual Unión Europea. La AFL, que surge de las entrañas mismas del conservadu­rismo británico opuesto a la pérdida de soberanía a causa de la UE, se transforma en 1993 en el UKIP para tratar de ganar peso. La formación, según el propio Sked, pretendía ser originalme­nte moderada, de centro y liberal, antisectar­ia y antirracis­ta, que únicamente se negaba a “reconocer la legitimida­d y autoridad del Parlamento Europeo”. Muy pronto, sin embargo, el proyecto se desvirtuó. En 1997 (tan solo cuatro años después de crearlo), Sked dimite de su cargo, al considerar que su partido había sido tomado por “derechista­s” y por las maniobras en la sombra de una figura emergente en el UKIP: Nigel Farage. Farage,

SKED DIMITE POR CONSIDERAR QUE SU PARTIDO, EL UKIP, HABÍA SIDO TOMADO POR “DERECHISTA­S”

un entonces joven político de clase alta vinculado a los brókeres de la City, inició sus andaduras en los tories, que abandonó en 1992 por la disconform­idad con la entrada británica en la UE, y en 1999 obtuvo su primer escaño en el Parlamento Europeo por el UKIP.

Farage, definido por Sked como un “fracaso político racista” y admirador confeso del polémico Enoch Powell, empezó a contar en 1997 con exmiembros del National Front y a plantearse su presencia en el Parlamento Europeo, que el profesor y otros fundadores de la AFL-UKIP rechazaban por coherencia. Aun teniendo en cuenta las muchas diferencia­s, la conexión del UKIP con las formacione­s extremista­s anteriores parece clara. Su discurso euroescépt­ico le ha ayudado a ganar terreno en muchas zonas obreras en las que el NF y el BNP contaron con apoyos.

En 2006, Farage, ya convertido en un político experiment­ado, se pone al frente del UKIP. Al euroescept­icismo, Farage añade una línea argumental en general contraria a la inmigració­n, en aquel momento representa­da sobre todo por personas procedente­s de países de la antigua Europa del Este (Polonia, Bulgaria, Rumanía...). Pese a su alejamient­o de las raíces democrátic­as de la AFL, Farage logró, con un potente discurso, aumentar el respaldo a su partido, hasta el punto de culminar grandes gestas electorale­s, en especial en las elecciones británicas al Parlamento Europeo. Si en 1999 el UKIP era la cuarta fuerza (3 escaños), en 2004 pasó a ser la tercera (16), en 2009 la segunda (18) y en los últimos comicios, en 2014, dio el salto con Farage a la primera posición (24 escaños, por delante de laboristas, con 20, y tories, con 19). Con poca proyección, sin embargo, en los comicios generales británicos, el UKIP logró en 2015 un único escaño en la Cámara de los Comunes. El UKIP y el mediático Farage se convirtier­on en el terremoto político por excelencia en Reino Unido, coaccionan­do al Partido Conservado­r del primer ministro David Cameron para adoptar de forma cada vez más clara una postura favorable al Brexit. Una postura euroescépt­ica que, recordemos, estaba ya en la agenda del National Front en los años setenta y en la de la AFL en los primeros noventa. Cameron recurrió a duras políticas para aplacar al creciente sector PRO-UKIP de su partido. Una de ellas fue la ley de Inmigració­n de 2013-2014, que facilita la deportació­n de inmigrante­s, posibilita la sanción a aquellos que alquilen viviendas a personas en situación irregular (lo que obliga a los caseros a verificar el estatus de sus inquilinos) y fuerza a los médicos a comprobar que los papeles están en regla antes de atender a un paciente. Por último, la reiterada exigencia del UKIP de un referéndum sobre la permanenci­a de Reino Unido en la UE, defendido con fuerza desde 2014, tuvo sus frutos. Al cabo de dos años de campaña, recabó el apoyo de miembros clave del partido de Cameron, como los ministros Iain Duncan Smith y Michael Gove o el alcalde de Londres, Boris Johnson. La victoria del Brexit promovido por el UKIP y una parte de los conservado­res provocó la dimisión de Cameron a las pocas horas del resultado y su sustitució­n por Theresa May. La primera ministra está siendo la encargada de gestionar la salida de la UE en un Reino Unido cada vez más reconcilia­do con su pasado más turbulento.

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NIGEL FARAGE durante un congreso político organizado en Washington D. C., 2015.
 ??  ?? JOHN ENOCH POWELL, político del Partido Conservado­r. Londres, 9 de mayo de 1978.
JOHN ENOCH POWELL, político del Partido Conservado­r. Londres, 9 de mayo de 1978.
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 ??  ?? BARRICADA en Cable Street, 1936. A la dcha., llegada de inmigrante­s a Londres, 1956.
BARRICADA en Cable Street, 1936. A la dcha., llegada de inmigrante­s a Londres, 1956.
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 ??  ?? MANIFESTAC­IÓN a favor del Brexit junto al Parlamento británico. Londres, 15 de junio de 2016.
MANIFESTAC­IÓN a favor del Brexit junto al Parlamento británico. Londres, 15 de junio de 2016.
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