DE MÉDICO A GUERRILLERO
Los pasos de un joven burgués que parecía destinado a otra vida
ERNESTO GUEVARA creció en el seno de una familia acomodada. Estudió Medicina y, con algo más de veinte años, dejó Argentina para recorrer Latinoamérica. Esos viajes le persuadieron de que solo a través de la lucha armada era posible construir una sociedad más justa; por eso se unió a Fidel Castro en la expedición que desembarcó en Cuba en 1956. Por su ardor combativo y su conducta íntegra en Sierra Maestra, fue el primero en obtener la estrella de comandante. Para entonces ya era el Che, y la toma de Santa Clara, la batalla que selló el triunfo de la revolución, engrandeció su leyenda. EN LOS SEIS AÑOS que permaneció en Cuba presidió el Banco Nacional y diri- gió el Ministerio de Industria (abajo, como tal en 1960 junto al político cubano Osvaldo Dorticós y el soviético Sergei Kudriavtsev). En 1965 abandonó la isla para servir a la revolución en “otras tierras del mundo”, como dijo en su carta de despedida. Mientras la CIA especulaba sobre su paradero, el Che combatió sin éxito en el Congo, luego vivió oculto en Tanzania y Praga y regresó en secreto a La Habana.
LA IDEA DE QUE la Revolución Cubana había sido la primera de una serie que liberaría al continente de la dominación de Estados Unidos le llevó en 1966 a Bolivia, donde pretendía establecer un vivero de combatientes que extendiesen la lucha guerrillera a los países vecinos.