HALCONES Y PALOMAS
“halcones” y “palomas” a dos grupos de la corte que buscaban el favor de Felipe II. Estaban capitaneados por Ruy Gómez de Silva, príncipe de Éboli (arriba), y por Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba. Ambos trataban de influir en el ánimo del monarca principalmente en la política exterior, marcada por los tradicionales enfrentamientos con la Francia de los Valois y la tensión creciente con la Inglaterra de Isabel I. Pero sobre todo en un asunto interno de la monarquía hispánica: el conflicto iniciado en Flandes, convertido en un avispero religioso, económico y político.
SE HA DENOMINADO
Geoffrey Parker: “El debate en el seno del Consejo se centró en torno al grado de
SEGÚN EL HISTORIADOR
fuerza que se debía utilizar y a la persona que debía administrarla. Ruy Gómez y otros sugirieron que, siempre que el rey se trasladara a los Países Bajos para supervisar la represión, solo se necesitaría un dispositivo militar reducido”. Parker añade que los ebolistas eran partidarios de “hacer las concesiones adecuadas desde una posición de fuerza natural”. Por su parte, los partidarios de Alba entendían que solo una política enérgica solucionaría el conflicto.
entre el príncipe de Éboli y Alba era enconado, según revelan los informes de los embajadores venecianos en Madrid. Felipe II se inclinó hacia uno u otro según las necesidades de la política del momento. En el asunto de Flandes se impuso el criterio de los “halcones”.
EL ENFRENTAMIENTO