El proceso inquisitorial
LA CORONA RECURRIÓ AL SANTO OFICIO PARA PODER ECHAR MANO A SU ANTIGUO SECRETARIO
de herejía contra Antonio Pérez fue una maniobra apuntada, maliciosamente, ya en 1590 por el gobernador de Aragón, don Juan de Gurrea. El tribunal no actuó, pero señaló que no habría inconveniente en prenderlo si el rey lo ordenaba, aunque no hubiera asuntos de fe. Para ello se acogieron a una declaración por la cual Pérez proyectaba huir a Bearn (tierra de hugonotes), y se argumentó que, si marchaba a tierra de herejes, era porque lo sería. Tal inconsistencia no impidió abrirle proceso.
LA ACUSACIÓN
a Molina de Medrano, y como calificador a Diego de Chávez, confesor del rey, quien reconoció
SE NOMBRÓ INQUISIDOR
“la poca probanza en cosas cuyo conocimiento perteneciera al Santo Oficio”. Se tomaron como heréticas expresiones que solo eran muestra de desvergüenza, o afirmaciones que solo retorciéndolas podía encontrárseles sentido herético.
un proceso lleno de irregularidades y sin fundamentos jurídicos, le condenó por hereje, por sodomita y también por ser descendiente de conversos. Casi un cuarto de siglo más tarde, a instancias de su mujer e hijos, la Inquisición publicó una sentencia absolutoria. (A la izqda., Pérez tras ser torturado, por Vicente Borrás, 1884).
LA SENTENCIA, TRAS