Los abogados de Núremberg
EL ORIGEN DE DOS CONCEPTOS JURÍDICOS CAPITALES
Los cambios de nombre que ha sufrido la actual ciudad ucraniana de Lviv se podrían ver casi como una metáfora de las transformaciones ocurridas en esa región de Europa durante el siglo xx. La antigua Leópolis fue Lemberg durante el Imperio austrohúngaro; Lwów para la Polonia surgida tras la Primera Guerra Mundial; Lvov para los soviéticos tras ocuparla en 1939; Lemberg de nuevo cuando los nazis la convirtieron dos años después en la capital del distrito de Galitzia; y Lviv tras ser recuperada por el Ejército Rojo en 1944 y formar parte de la Ucrania soviética. Aún existe un nombre más: Lemberik. Así la conocían algunos de los más de doscientos mil judíos que vivían en la ciudad antes de la guerra. Tres de ellos son los protagonistas de Calle Este-oeste.
El primero es Leon Buchholz, el abuelo materno del autor. Philippe Sands, reputado profesor y jurista británico especialista en derechos humanos (ha estado implicado en procesos como el de Pinochet, la guerra de Bosnia o Ruanda), recibió en 2010 una invitación para dar una conferencia en Lviv. La visita a la ciudad donde nació su abuelo, quien nunca quiso hablar sobre lo ocurrido durante la guerra, despertó en él las ganas de indagar acerca de sus ancestros. Durante la investigación, descrita en el libro con el ritmo y la habilidad narrativa de un escritor de novelas policíacas, el autor descubrirá a los otros dos protagonistas de su historia: los abogados polacos de origen judío Hans Lauterpacht, que introdujo la expresión “crímenes contra la humanidad” en los juicios de Núremberg, y Raphael Lemkin, creador del término “genocidio”. Los dos habían crecido y estudiado en Lviv, y los dos habían tenido un papel esencial en la fundación del derecho internacional.
El otro abogado
Pero hay un cuarto protagonista. Sands descubrió qué era lo que su abuelo se había guardado para sí mismo durante toda la vida. Ese descubrimiento introdujo en su historia personal y en la de los dos letrados el nombre de otro jurista: Hans Frank, abogado personal de Hitler y gobernador de la Polonia ocupada, quien también estuvo en Lviv durante su mandato. De esta manera, a través de estas conexiones y con el Holocausto como trágico telón de fondo, el autor irá sacando a la luz una serie de sorprendentes revelaciones, de secretos de familia, que se entretejerán con la historia del nazismo hasta llegar a un final casi de thriller judicial: el proceso de Núremberg. El juicio a los jerarcas nazis, entre los que se encontraba Frank y en el que participaron activamente Lauterpacht y Lemkin, sirve al autor para reflexionar sobre los conceptos de “crímenes contra la humanidad” y “genocidio” y para rendir tributo a los hombres que hicieron posible la protección de individuos y grupos –religiosos, étnicos, políticos– frente a las agresiones de sus propios gobiernos.