EL HOMBRE QUE NO INTERESABA A NADIE
La biografía definitiva del sueco Raoul Wallenberg, un héroe moderno
Aprincipios de 1944, Raoul Wallenberg era un treintañero. Pertenecía a una de las más ricas e influyentes familias de Suecia, aunque no disfrutaba de su posición. Sin embargo, con su formación y su dominio de idiomas, mantenía buenos contactos en Hungría, donde había llevado a cabo ciertos acuerdos comerciales. Al saber que Adolf Eichmann y su equipo se habían trasladado a Budapest para poner en marcha la “evacuación” de los cerca de 825.000 judíos que residían en el país, Iver Olsen, representante de la norteamericana Junta para los Refugiados de Guerra, pensó en Wallenberg para dirigir una operación humanitaria que librara de las garras nazis a cuantos judíos pudiera. El sueco accedió sin titubear. Así, el 9 de julio de 1944, con los recursos económicos americanos y cobertura diplomática sueca, llegó a su destino para iniciar su peligrosa misión. Pero, tal vez por su juventud y audacia, fue más allá de las expectativas. Libró de la muerte a miles de judíos húngaros, para lo que no dudó en enfrentarse al propio Eichmann. Tras la llegada del Ejército Rojo en enero de 1945, el sueco se dirigió a tratar con el general Rodión Malinovski la suerte de sus protegidos. Sin embargo, fue detenido por la contrainteligencia soviética y nunca más se supo de él. Desde entonces han proliferado las teorías sobre su desaparición, hasta que, tras formidables esfuerzos de documentación, la escritora sueca Ingrid Carlberg presenta el que podría ser el punto y final a esta dramática historia.
Una biografía modélica
En la edición española del libro, expurgada del millar de notas de la edición original, Carlberg nos propone un minucioso recorrido por la corta vida del personaje, con una premisa de objetividad que ella misma expone: “No hay diálogos inventados, y tampoco he añadido escenas o detalles imaginados, ni he aventurado suposiciones infundadas sobre motivos o emociones personales”. El resultado: una biografía modélica. Armada con estos bagajes y llena de sensibilidad, la autora desgrana la trayectoria de Wallenberg de una forma amena, de fácil lectura, hasta llevarnos al meollo de la cuestión: ¿por qué fue detenido y por qué no fue liberado?
Para Carlberg, una ligera sombra de espionaje en el paranoico universo estaliniano bastó para que Wallenberg diera con sus huesos en prisión. A partir de ahí, la interesada desidia de la diplomacia sueca –que, para no enturbiar las relaciones bilaterales, no entendió o no quiso entender las insinuaciones soviéticas sobre un posible intercambio– hizo el resto. Al dejar de ser considerado útil, fue eliminado por sus captores. Solo su familia más directa le siguió siendo fiel. La única verdad del caso Wallenberg era la que maliciosamente le repetían sus interrogadores de la NKVD: “No interesas a nadie, y nadie está interesado en contactar contigo”.