La playa del desencanto
La playa de Chesil es un gran banco de arena de veintinueve kilómetros enclavado en Dorset, al sur de Inglaterra. En este bucólico lugar situó Ian Mcewan la tormentosa historia de amor que relata en su novela Chesil Beach (Anagrama, 2008). No es la primera vez que un libro de Mcewan se lleva a la pantalla (Expiación. Más allá de la pasión, El intruso, El placer de los extraños...), pero sí es poco habitual que sea él mismo quien firme el guion. Lo hizo hace veinticinco años con El inocente (1993), y repite ahora con En la playa de Chesil.
La película está ambientada en 1962, “cuando aún no se había publicado el primer LP de los Beatles y El amante de lady Chatterley estaba prohibido”. En vísperas de la revolución sexual, una pareja de jóvenes enamorados se casa. Ella (la cada vez más solicitada Saoirse Ronan) es una violinista de clase media alta, y él (un prometedor Billy Howle) es un estudiante de Historia de clase obrera. La noche de bodas que pasarán en un hotel de Chesil Beach pondrá de manifiesto el abismo cultural y emocional que separa a los amantes.