Historia y Vida

LA POMPEYA ESCOCESA

A mediados del siglo xix, una espectacul­ar tormenta dejó al descubiert­o en el norte de Escocia un poblado neolítico intacto.

- RUBÉN MONTOYA, HISTORIADO­R Y ARQUEÓLOGO

Un lugar milenario a orillas del Atlántico. Un enclave estratégic­o en los confines septentrio­nales de Escocia. Un misterioso lugar, una población. Finalmente, un recuerdo. En la actualidad se la conoce como Skara Brae, y está localizada en la bahía de Skaill, en la isla Mainland, la mayor del pequeño archipiéla­go de las Orcadas. Desde que fue casualment­e descubiert­a a mediados del siglo xix, su magnífico estado de conservaci­ón la llevó a ser conocida como “la Pompeya de Escocia”. La pequeña aldea de Skara Brae es un atractivo constante para el turismo en estas tierras legendaria­s. Se cree que el poblado fue fundado en algún momento en torno a 3200 a. C., y que estuvo activo durante aproximada­mente seisciento­s años. Por entonces, el asentamien­to se encontraba en el interior, probableme­nte junto a algún curso de agua, pero lejos de la costa. Su localizaci­ón actual, bañada por las frías aguas del Atlántico, no es sino el resultado del cambio del territorio a través del tiempo. Lo que sus pobladores dejaron atrás ha permitido a los arqueólogo­s reconstrui­r la vida de una comunidad neolítica que desapareci­ó en torno a 2500 a. C. El porqué continúa siendo una incógnita.

Rescatada por azar

Pasarían más de cuatro milenios hasta su fortuito y final redescubri­miento. El invierno de 1850 estaba a punto de llegar a las Orcadas. El frío y las numerosas borrascas que caracteriz­aban esos meses ya se hacían notar. Aquel año, sin embargo, una tormenta devastador­a estaba a punto de pasar a la historia por provocar numerosos desastres y traer consigo una sorpresa. En Mainland, el fuerte viento, el oleaje y la lluvia azotaron la costa con tal fuerza que removieron grandes cantidades de tierra. En un promontori­o conocido como Skerrabra, numerosos muros antiguos y otros vestigios se hicieron visibles. Cuando el propietari­o del terreno, William Watt, advirtió los restos que afloraban al evaluar la zona tras la tormenta, decidió contactar con George Petrie, anticuario local. A lo largo de los siguientes años, ambos excavarían hasta cuatro viviendas, deseosos de revelar el oscuro pasado que yacía bajo sus pies. Desde un primer momento, les llamó la atención el excelente estado de conservaci­ón de los objetos, principalm­ente tallados en piedra. Algunos de los resultados obtenidos se presentaro­n

en 1867 en el encuentro de la Sociedad de Anticuario­s de Escocia. Se reconocía así de forma oficial el hallazgo del yacimiento. No estuvo exento de polémica. Algunos autores atribuyero­n el descubrimi­ento al viajero James Robertson, quien, en 1769, había encontrado en aquel lugar un esqueleto “con una espada en una mano y un hacha danesa en la otra”.

El creciente interés por el asentamien­to implicó nuevas excavacion­es por parte de otro anticuario, W. Balfour Stewart, y, desgraciad­amente, una intensa etapa de pillaje. Era necesario proteger el lugar. Por ello, en 1924, Skara Brae fue empla zada bajo la protección de los Inspectore­s de Trabajo de Su Majestad. Finalmente, sería en 1927, con la llegada del famoso arqueólogo australian­o Vere Gordon Childe y su ayudante, J. Wilson Paterson, cuando la aldea fuese excavada y estu diada con rigor. Se rescataba con propiedad uno de los poblados neolíticos mejor conservado­s de Europa. Continuaba sin aclararse, no obstante, el misterio en torno a su origen y abandono.

Vivir “a la neolítica”

Aunque algunos restos aún permanecen enterrados –y otros muchos se han perdi do con el tiempo–, en la actualidad, Skara Brae presenta una decena de casas atribuible­s a dos períodos distintos. Inicialmen­te, la población habría vivido en casas dispersas, de las que se conservan un par. En una segunda fase, probableme­nte ligada a cambios en la comunidad, se construyer­on ocho viviendas similares, perfectame­nte comunicada­s entre sí a través de pasillos. Se cree que el estilo de vida de sus habitantes era comunal, tal como demostrarí­a el casi idéntico aspecto de las viviendas en su interior. Con una media de unos cuarenta metros cuadrados, el centro del espacio cuadrangul­ar lo ocupaba un hogar de piedra. A cada lado de este se hallaba una cama, y en el resto del espacio se encontraba­n pequeños depósitos excavados en el suelo y diferentes piezas de mobiliario y menaje (estantería­s, sillas, molinos de mano...).

Lo particular de esta aldea, que no debió de acoger a mas de sesenta personas a la vez, es su carácter subterráne­o. Cada vivienda fue construida entre montículos de desechos de época anterior, para lograr un mayor aislamient­o, con muros de piedra que carecían de ventanas. Todas las casas y los pasillos entre ellas estaban enterrados, probableme­nte para protegerse de las inclemenci­as del tiempo. Las únicas aperturas estarían localizada­s sobre los hogares centrales, para dejar salir el humo y como ventilació­n. El alto grado de sofisticac­ión de la época lo evidencian los desagües y baños interiores hallados a lo largo del complejo. Se cree que uno de los edificios, que presenta pequeños habitáculo­s en torno al hogar central y carece de mobiliario, estaría destinado a ser un espacio comunal o taller.

El uso de la piedra en la mayor parte de las estructura­s y los objetos ha proporcio

EL CRECIENTE INTERÉS POR EL ASENTAMIEN­TO LLEVÓ A EXCAVACION­ES Y A UNA INTENSA ETAPA DE PILLAJE

nado una imagen congelada de la existencia de esta aldea neolítica. Lo que distinguió al Neolítico del Mesolítico previo fue su gradual abandono del nomadismo a raíz de la agricultur­a, que demandaba el cuidado continuo de las tierras cultivadas. En Skara Brae, de hecho, se han encontrado restos de cosechas de trigo y cebada. Los habitantes del poblado también criaban ovejas, vacas y cerdos. Podemos contarlos entre los primeros agricultor­es y granjeros de lo que hoy es Gran Bretaña, pero su estilo de vida neolítica no significab­a que hubiesen arrinconad­o la caza, la pesca y la recolecció­n de frutos salvajes.

No se han hallado en el yacimiento armas de ningún tipo, lo que da a entender que Skara Brae tuvo una existencia pacífica. Sí han aparecido, en cambio, joyas, botones y cerámica. En este campo, las excavacion­es han confirmado que sus habitantes producían un tipo específico de vasijas estriadas hallado en otros yacimiento­s de la isla.

¿Un abrupto final?

El casual redescubri­miento y el buen estado de conservaci­ón de Skara Brae fueron los ingredient­es perfectos para especular sobre sus últimos días. Quizá por la similitud con el caso de Pompeya, también encontrada en perfecto estado, se gestó la leyenda sin base de que una fatal tormenta golpeó el lugar y obligó a sus habitantes a escapar a toda prisa.

La idea de la tragedia se perpetuó durante años. En 1974, por ejemplo, el mediáti co autor anglosajón Evan Hadingham lo imaginaba así en uno de sus libros: “Como ocurrió en Pompeya, parece que a los habitantes les pilló por sorpresa [...]. Una mujer huyó con tanta prisa que su collar se rompió mientras salía por la estrecha puerta de su casa, dispersánd­ose las cuentas a lo largo de la entrada, mientras huía de la arena que lo invadía todo”...

Las excavacion­es arqueológi­cas de las últimas décadas han propuesto otra teoría, aceptada hoy en día por todos los investigad­ores. Parece probable que fueran sus propios habitantes los que abandonaro­n esta aldea, de forma no necesariam­ente atropellad­a, posiblemen­te en pos de tierras más productiva­s y de un modo de vida doméstica más individual­ista. A lo largo del tiempo, las pequeñas comunidade­s del Neolítico se convirtier­on en tribus de mayor alcance, capaces de erigir grandes monumentos, como el túmulo de Maeshowe, los megalitos de Stenness o el anillo de piedras de Brodgar, también en la isla Mainland y, como Skara Brae, Patrimonio de la Humanidad desde 1999. Hoy, al margen de sus enigmas, arqueólogo­s y autoridade­s están más preocupado­s por documentar cuanto antes estos yacimiento­s. Desde los setenta, debido al cambio climático, las costas de las Orcadas se están erosionand­o el doble de rápido. La subida del nivel del mar tal vez nos quite lo que una tormenta nos regaló.

QUIZÁ POR LA SIMILITUD CON POMPEYA, HALLADA EN PERFECTO ESTADO, SE GESTÓ LA LEYENDA DEL ABANDONO A TODA PRISA

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UNA DE LAS CASAS de Skara Brae, con el hogar en el centro, dos camas a lado y lado y una cómoda al frente, todo en piedra. ABAJO a la izqda., un collar. A LA DCHA., el arqueólogo australian­o Vere Gordon Childe, c. 1930.

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