INODORO, INCOLORO Y LETAL
Archivillanos de un perfil tan desmesurado como un Hitler, un Goebbels o un Himmler pueden llevar a olvidar que el Holocausto necesitó muchos oscuros actores secundarios para hacer funcionar el aparato genocida. Solo en Auschwitz trabajaban unos siete mil SS de ambos sexos. Entre ellos, un antiguo visitador farmacéutico que, nacido en una familia alemana de los Cárpatos, regentaba el dispensario del campo de exterminio. Pero el nombre de Victor Capesius decía poco hasta hoy. El personaje logró difuminarse en un cómodo anonimato pese a ser una pieza clave en el uso criminal del Zyklon B. Este insecticida incoloro e inodoro con que se gaseaba sobre todo a mujeres, ancianos, enfermos y niños –menos resistentes que los hombres sanos como mano de obra esclava– tenía su eslabón central en Auschwitz en el despacho de Capesius. Allí el boticario encargaba al fabricante, almacenaba y repartía a las “duchas” las mortíferas latas. Además de suministrar cualquier medicamento que pudieran necesitar los SS. Como aquellos para los horripilantes experimentos con cobayas humanas de Mengele y otros médicos del centro.
Más allá del Zyklon B
Pese a esta relevancia en la pesadilla nazi, Victor Capesius solo había sido recordado en breves notas de ensayos académicos sobre el personal del
Tercer Reich y en una novela. Hasta ahora. El farmacéutico de Auschwitz es una obra de
Patricia Posner, documentalista para una decena de títulos de su marido, el exitoso ensayista histórico Gerald Posner (Mengele; God’s Bankers). Su volumen no solo revela en detalle el macabro trabajo de bata blanca de Capesius; también desentierra otros torvos aspectos suyos gracias a información desclasificada y testimonios desconocidos. Por ejemplo, cómo arrancaba a escondidas dientes de los cadáveres gaseados para robar y fundir sus partes de oro. O cómo estas profanaciones le permitieron comprarse una farmacia y un salón de belleza con los que prosperó tras la guerra. El libro excede, en efecto, el marco bélico. Trata desde la vida de Capesius en Rumanía antes de la contienda, pasando por su labor en Dachau previa a Auschwitz, hasta los esfuerzos épicos por procesarlo después. Destaca, en esto último, su juicio de 1964 a 1965, en el que comparece mintiendo abiertamente al tribunal y haciendo burla a la cara de supervivientes del infierno al que contribuyó. El libro, que, además de una biografía, es un estudio de la época, denuncia la cuestionable eficacia de la desnazificación y el lucro obtenido de un régimen homicida por gigantes industriales como el farmacoquímico I. G. Farben, el cártel de Bayer, BASF, Hoechst, Agfa y otras firmas.
LIBRE DE CULPA CAPESIUS LOGRÓ DIFUMINARSE EN UN CÓMODO ANONIMATO