Visiones del último viaje
LA MUERTE DESDE DISTINTO ÁNGULO
Corrían los años setenta. Jacques Le Goff y Pierre Nora lanzaban la nouvelle histoire (nueva historia), una corriente centrada en el análisis de las mentalidades. Uno de los temas estrella de esta escuela fue el de la muerte. ¿Cómo reaccionaban nuestros antepasados ante una circunstancia siempre trágica?
En la línea de esta renovación historiográfica, Emilio Mitre, catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, nos ofrece Morir en la Edad Media. Este estudio, culminación de casi treinta años de investigaciones, desvela los sentimientos y los rituales del hombre medieval ante las diversas circunstancias en que la vida llegaba a su término.
Existía la muerte primera, es decir, la del cuerpo. Después estaba la muerte segunda, mucho más temible, porque significaba la condenación eterna.
De ahí que se aconsejara no demorar el arrepentimiento por los pecados, no fuera que sobreviniera un fin imprevisto. La Iglesia animaba a sus fieles a prepararse para el último viaje: había que tener en cuenta detalles prácticos como el testamento, pero, sobre todo, estar listo para irse con serenidad.
Lecciones de vida
Con su erudito conocimiento de los textos de la época, Mitre disecciona aspectos tan típicos del Medievo como las danzas de la muerte. Este ritual tenía un rasgo llamativo, su insistencia en el poder nivelador de la parca. A todos, pobres o ricos, les aguardaba idéntico destino. Esta afirmación no era pura retórica: en los reinos hispánicos, la mortalidad infantil entre los niños de la realeza llegó a alcanzar un 42,5%.
Dijo Le Goff en los setenta que la muerte estaba de moda, en referencia al renovado interés historiográfico por el tema. Debe de suceder otro tanto en la actualidad, porque Enrique Bonete, catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Salamanca, acaba de publicar El morir de los sabios. Consiste en un recorrido por la forma en que intelectuales de todas las épocas (Epicuro, Tomás de Aquino, Descartes, Nietzsche...) afrontaron la muerte. Bonete incluye primero un apartado sobre la forma en que el autor correspondiente vivió sus últimos momentos, como por ejemplo las luchas políticas de que fue víctima en su tiempo Cicerón. A continuación, se añade un texto del protagonista sobre el tema. Podemos leer, entre las reflexiones del orador romano, comentarios tan hermosos como este: “Si la propia razón no consigue que seamos capaces de despreciar la muerte, que lo que llevamos vivido consiga, al menos, que tengamos la impresión de haber vivido bastante”.