El impacto de América
El impulso aventurero ha sido una constante en el ser humano. Desde la Antigüedad existen pruebas de extensos viajes y exploraciones. El deseo de ir más allá de los límites conocidos estimuló grandes empresas por Asia y África en época medieval. A ello se sumaron ambiciones expansionistas e intereses económicos. Había que abrir nuevas rutas comerciales. Pero, entre los siglos xv y xvi, cuando el Renacimiento se encontraba en pleno auge, se produjo un vuelco revolucionario tras el descubrimiento del Nuevo Mundo.
Es difícil imaginar lo que pudo suponer para los expedicionarios españoles el hallazgo de un continente con gentes, paisajes, costumbres, alimentos, metales preciosos, animales y plantas nunca vistos. El propio Hernán Cortés, al informar a Carlos V, no encontraba palabras para expresar tanta experiencia inaudita. Ante aquel “El Dorado”, la sed de recursos fue infinita, y el modo de realizar la explotación estuvo marcado, en cierto modo, por la codicia del conquistador. La plata americana permitió a la España del Siglo de Oro sufragar las campañas bélicas y afianzarse como potencia. Esta llegada de metales propició el desarrollo del comercio y tuvo una gran repercusión en la economía de la época. Por su parte, la aportación de productos como el tomate, la patata, el maíz o el cacao transformó la cocina, tanto en nuestro país como, a la larga, en el resto de Europa. Pero, más allá de lo material, el encuentro con las Indias puso en cuestión dogmas heredados y redefinió la visión del mundo. ●