La “revolución de los precios”
El lado oscuro de la plata americana fue la subida de los precios que asfixió a los ciudadanos
calamidad que afectó a su capacidad para adquirir alimentos o mercancías, por el coste excesivo de todas las cosas. Además, debe tenerse en cuenta que el aumento de los precios estuvo precedido de un largo período de deflación y estabilidad.
Las causas del
incremento de precios no pasaron desapercibidas para los teólogos-economistas de la época. Martín de Azpilcueta, en su Comentario Resolutorio de Cambios de 1569, dejó escrito: “En España, el tiempo que había menos dinero, por mucho menos [dinero] se daban las cosas vendibles, las manos y trabajos de los hombres, que después que las Indias descubiertas las cubrieron de oro y plata”.
El llamado dólar español, de los tiempos de Felipe II.
¿Fue el Lejano Oriente el cementerio de la plata hispanoamericana allí remansada por la balanza comercial deficitaria de Europa? En realidad, todo parece apuntar a que, al final del trayecto, en China, India y Japón, los metales preciosos reactivaron el comercio y vivificaron las actividades económicas. Más fecundos fueron los beneficios para Europa, pues le permitieron avanzar por la escarpada senda del capitalismo comercial. La estrategia imperial de los Austrias no hubiera sido posible sin la plata, cuyo reverso sería, no obstante, la postergación de los intereses castellanos ante una política que al final fue imposible sustentar. ●