Patentes de corso peninsulares
BANDOLEROS DEL MAR AL SERVICIO DEL IMPERIO
Cuando se piensa en corsarios, surgen en la mente de manera unánime nombres como Francis Drake, John Hawkins o Walter Raleigh. Sin embargo, en su misma época, marinos españoles con patente de corso al servicio de la Corona destacaron en la defensa de las aguas y navíos tanto en el Cantábrico como en el Mediterráneo o el Atlántico. Dos de sus nombres más conocidos fueron
Pedro Menéndez de Avilés, corsario que llegó a capitán general de la Armada y Flota de Indias, y el vizcaíno Pedro de Zubiaur, cuya vida transcurrió entre Lisboa, el norte de España y las aguas del canal de la Mancha, Flandes e Inglaterra. Agustín R. Rodríguez González, doctor en Historia y miembro de la Real Academia de la Historia, aborda el desconocido tema del corsarismo español y pone
La aparición de un corso español se explica, en gran medida, como acción defensiva frente a los ataques franceses que sufrían los barcos españoles cuando regresaban de América. Lo que diferenciaba a los corsarios españoles de otros europeos era que su labor fue fundamentalmente defensiva. Con la única excepción de Flandes, donde, como quería el conde-duque de Olivares, había que atacar al enemigo e infligirle el mayor daño posible. Tal fue el éxito que las economías holandesa e inglesa se vieron seriamente afectadas. Detallado y minucioso, Corsarios españoles ofrece una visión general, al tiempo que reivindica el buen hacer de innumerables marinos españoles, en su mayoría desconocidos para el gran público. Por ese motivo, el autor, al final del libro, señala “la necesidad y el interés de nuevos estudios que confirmen, reevalúen o maticen estas informaciones que adelantamos”.