STALIN HA VUELTO
Actual suscita en la Rusia Las simpatías que la soviético no maquillan la figura del dictador político. La carestía, realidad de su itinerario y la inmensa mortandad la falta de libertad Guerra Mundial durante la Segunda aparentes logros ensombrecen sus e
Más de la mitad de la población rusa actual tiene una buena opinión sobre Stalin. Eso es lo que dicen las encuestas. Según el último estudio (marzo de 2019) realizado por el centro de demoscopia ruso Yuri Levada, un 18% de los encuestados considera que el dictador soviético desempeñó un papel “totalmente” positivo en la historia de Rusia. Y un 52% cree que fue “bastante” positivo. Los datos coinciden con los de otro estudio reciente. Según el análisis del instituto estadounidense Pew Research Center, publicado en 2017, el 58% de los rusos tiene una opinión “muy” o “mayormente” favorable sobre Stalin. Esta recuperación del mandatario soviético también se puede observar en muchos de los testimonios que componen El fin del “Homo Sovieticus” (Acantilado, 2015), de la premio nobel Svetlana Aleksiévich. Existen dos grupos de opinión, principalmente, entre los nostálgicos de Stalin. Los primeros reivindican su figura como hombre de Estado. Lo consideran un dirigente de admirable pasado revolucionario, que sacó al país del feudalismo, lo industrializó, lo convirtió en una potencia económica y logró consolidar un sistema, el socialista, percibido por quienes añoran la Unión Soviética (incluidos jóvenes, aunque no vivieron en ella) como más estable, seguro e igualitario que el actual capitalista, del que se sienten desencantados. Los segundos, de tendencia más nacionalista, admiran al líder soviético como héroe de guerra, como el gran estratega militar que consiguió derrotar al fascismo en la Gran Guerra Patriótica, como se conoce en Rusia a la Segunda