EL VERDADERO ENCUENTRO ENTRE MOCTEZUMA Y CORTÉS
A finales de 1519 Cortés y Moctezuma se vieron por primera vez. Algunos especialistas ponen en duda que el azteca entregara sin más el Imperio a los españoles.
Veamos el relato típico. Año 1519. Tras desembarcar en Veracruz con unos exploradores, Hernán Cortés llega a Tenochtitlán, la capital del Imperio azteca, o de la Triple Alianza, la entidad política más importante de Mesoamérica, la Venecia mexicana. En su camino, estos guerreros han logrado varias victorias militares y diplomáticas, y los locales los han tomado por dioses. A Cortés, concretamente, por Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, que se supone volvería desde el oeste.
En esa ciudad de entre ochenta mil y doscientos mil habitantes, Moctezuma Xocoyotzin II, huey tlatoani, o gran gobernante del Imperio, se encuentra el 8 de noviembre con Hernán Cortés. Creyendo que es la reencarnación de Quetzalcóatl, este equivalente de emperador reconoce su derecho a gobernar y le entrega el mando, declarándose en la práctica vasallo de la monarquía española. Tras una serie de acontecimientos, como el encierro de Moctezuma por los españoles o la matanza del Templo Mayor, pasado casi un año de ocupación de la ciudad, un grupo de mexicas inconformes se rebelan, Moctezuma es asesinado y expulsan a los españoles. En agosto de 1521, tras varias batallas y un asedio, Cortés y sus hombres, con su tecnología superior, los efectos de las enfermedades traídas de Europa y la ayuda de algunos pueblos locales, vencen al Imperio azteca, conquistan Tenochtitlán, derriban sus templos y dan lugar a la Nueva España.
Algo no cuadra
Este es el relato habitual de la conquista de México, uno de los momentos clave
en la historia de España, México y el resto del planeta. El momento en el que dos mundos se encontraron, se enfrentaron y se dio forma a un nuevo esquema global. Un momento que sigue siendo tan relevante que el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha pedido en diversas ocasiones que la monarquía española pida perdón. Un período histórico de dos años que el etnohistoriador británico Matthew Restall prefiere llamar guerra Hispano-azteca. Profesor de Historia de América Latina y Antropología en la Universidad
Estatal de Pensilvania, su último libro, When Montezuma met Cortés, que lleva el subtítulo de The True Story of the Meeting that Changed History (Cuando Montezuma conoció a Cortés. La verdadera historia del encuentro que cambió la historia), es una revisión de la relación entre ambos personajes y de esa versión que él y otros especialistas consideran imposible: la entrega y sumisión del huey tlatoani al español. “No hay evidencia de que Moctezuma, los aztecas u otros mesoamericanos creyeran que los españoles eran divinos o dioses; la idea no es mencionada hasta décadas después de la invasión española, pero empieza a aparecer en fuentes españolas y europeas más tarde en ese siglo”, asegura Restall. “Está basada en una visión racista de los aztecas y los ‘indios’ en general y en una autoimagen muy arrogante de los europeos; es decir, los aztecas son tan simples y bárbaros y los españoles tan avanzados que los aztecas solo pueden haberlos visto como seres divinos”. Para complicarlo más, monjes franciscanos reinterpretaron la mitología de Quetzalcóatl desde un punto de vista cristiano, convirtiéndolo en una figura similar a Jesucristo.
“Un año después de que Moctezuma fuera asesinado por los conquistadores, Cortés inventó la mentira de que Moctezuma había rendido su imperio entero tan pronto, en noviembre de 1519”, continúa. “La idea es absurda, y solo puede creerse abrazando las opiniones racistas sobre los aztecas. Pero esa mentira fue la justificación de la invasión española y la reclamación de su conquista como una pacificación de tierras que ya eran suyas”.
La tribu que erigió un imperio
Con el libro de Restall, la figura de Cortés baja enteros, al describirlo como un aventurero mediocre y oportunista, cuyas acciones estaban condicionadas por los diversos grupos que había dentro de su hueste de españoles. Por ejemplo, el relato histórico habla de que Cortés, en Veracruz, mandó hundir las naves para obligar a toda su hueste a quedarse en tierra y ayudarle. Restall observa, por su parte, que estas llevaban ancladas seis meses y que, carcomidas por el salitre y sin mantenimiento, habían comenzado a hundirse por sí mismas. “La conquista de México es una frase triunfalista, inventada por Francisco López de Gómora en la hagiografía de Cortés. Publicada en 1552 por encargo de su hijo, transformó la historia de una guerra en una glorificación de Cortés, justificando todas sus escrituras y haciendo que toda esta historia fuera un triunfo extraordinario suyo. Pero es un libro lleno de falsedades y distorsiones”.
El relato histórico habla de que Cortés mandó hundir las naves