Destripes, "spoilers" o cómo arruinar el final
La dichosa palabrita se ha colado en nuestro vocabulario para quedarse. Te ponen una tortilla delante y le preguntas a tu acompañante: "¿es de patata o española?" "No, no, no me 'spoilees', que quiero descubrir por mí mismo si lleva pimiento rojo o verde". La gran responsable de esta paranoia colectiva es "Juego de Tronos" y, sobre todo, la adicción que ha generado en los espectadores, muchos de los cuales no eran lectores de las novelas. Los que sí lo eran tenían "información privilegiada" sobre lo que, supuestamente, iba a suceder en la serie. Y digo "supuestamente" porque anda que no se han ido tomando licencias... Que se lo digan a Sansa Stark... Aquí,es donde entraban en conflicto dos fuerzas opuestas muy poderosas: la curiosidad y el temor a descubrir demasiado antes de tiempo. Había quienes te decían: "¿qué pasa con tal personaje?". Cuando les contestabas, te decían: "¿Para qué me lo estropeas? Quería verlo en la serie". Y lo mismo sucede en cualquier medio de comunicación, como éste en el que escribimos: hay avidez por consumir noticias relacionadas con la serie, los actores que en ella aparecen, el autor de las novelas, su proceso de redacción de las mismas, los detalles de cada nuevo episodio, los personajes, las localizaciones... Pero siempre hay quien se queja de los "spoilers", ya dentro del contenido pertinente. Pero, si no quería ver la información, ¿para qué entró a leerla? ¿No es suficiente con señalar dónde empiezan y terminan las posibles pistas sobre lo que pasará en el futuro? ¿De verdad necesitamos un software para que nos proteja del exceso de información? Bueno, ahora, el mejor filtro "antispoilers" es la propia lentitud de George R. R. Martin a la hora de escribir. Se podrán filtrar fotos del rodaje, se podrá colar algún detallito o quizás seamos capaces de prever por dónde irán los tiros, pero el final es casi imposible que nos lo revienten.