Hobby Consolas

AñO 25 A.H.C., O AQUEL MáGICO VERANO DEL 91

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Así comenzó todo, al menos para mí, en el verano más importante de mi vida. Ahora que Hobby Consolas está a punto de cumplir veinticinc­o años, me vienen a la memoria un montón de recuerdos de aquellos más de tres meses en los que se gestó el primer número de la revista. Me acuerdo, incluso con añoranza, de las casi dos horas que tardaba en llegar desde mi casa al trabajo, siempre con alguna revista en las manos y/o escuchando música en mi walkman/discman. Recuerdo esa primera visita a las oficinas de Hobby Press, ahora Axel, mi entrevista con Amalio Gómez y el peque-eño texto que escribí sobre Shadowofth­eBeast en en un ordenador de la redacción de Micro Manía. Parece ser que el dios lúdico estuvo de mi parte —para algo debía haber servido mi devoción eterna a Spectrum, QL, Atari ST, Amiga, máquinas recreativa­s y a las miles de revistas consumidas los anteriores once o doce años—, y logré pasar el corte para formar parte de un proyecto secreto hasta ese momento. Y comenzó lo bueno. Llegar cada mañana y ver ante ti montañas de cartuchos de NES, Master System, Mega Drive, Game Boy, Lynx, Game Gear e, incluso, GX 4000 es algo difícil de describir con palabras, así como ese primer contacto stendhalia­no frente a Sonic o SuperMario­Bros.3. Y, en el plano más terrenal, aquellas partidas a media tarde, bajo los efectos del sopor veraniego, a NHLHockey de Me- ga Drive con José Luis "Skywalker" Sanz. Tuve la fortuna, además, de realizar pequeñas colaboraci­ones en la querida y añorada Micro Hobby, en manos de Juan Carlos García por entonces, y no se me olvidará el sufrimient­o pixelado que me hizo pasar el mapa de ShadowDanc­er de Spectrum, que había que capturar y gestionar pantalla a pantalla. También hubo tiempo para alguna que otra master class con los Macintosh y el Photoshop que usábamos para montar mapas y porciones de escenario. Por cierto, los mapas de Ghouls'nGhosts queque tantostant­o días y tardes me costó capturacap­turar y montar, perecieron bajo las ttecnologí­as ópticas del mommomento... Una pena. Volvviendo al territorio de las curiosidad­es, es imposible olvidar aquellas visitas al laboratori­o fotográfic­o, consola portátil en mano con partida avanzada y pilas a medio gas, para intentar inmortaliz­ar las pantallas de estos sistemas. Pero, si hay algo que me marcó de forma especial, fue la primera vez que me senté ante Super Famicom, cable RGB mediante, con una serie de cartuchos legendario­s a mi alrededor ( SuperMario­World, FinalFight, Super R-Type, GradiusIII...) y, por supuesto, cuando ese prodigio llamado Neo Geo desplegó todo su poder ante un caminante espacial y un elfo atónitos. Memorable. Fue entonces cuando se inició mi auténtico idilio con las consolas. Y así comenzó todo, al menos para mí, hace ya veinticinc­o años, aquí, en Hobby Consolas.

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